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NOTA:

• El proceso de oxidación, se produce cuando el oxígeno se disuelve en el vino. Esto activa reacciones con las otras sustancias que contiene el vino,  como el hierro y el cobre... Prosigan con la lectura.

• "Justo" es un término para referirnos a una persona que actúa con justicia; y "justicia", significa darle a cada quien lo que le corresponde.




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—¿Qué sucede? —preguntó Jungkook, pero extrañamente, en ese momento, mi estado de ánimo no se podía expresar en ningún idioma. No entendía por qué me sentía tan confuso. Fueron las palabras de Jungkook las que me hicieron recobrar el sentido. Las triviales palabras que se habían ido acumulando en mí desde hace mucho tiempo, me recordaron mi voluntad. Y cuando recordé las últimas palabras que más me dolieron, pronto sentí mucho frío. No dejaré que este hombre me lastime más.

De nuevo, sonreí casualmente.

—Huele bien, pero no puedo beberlo.

—Eso es muy malo. Pero no pasará mucho tiempo. Ahora que lo pienso, ¿cuántos meses tienes?

Calculé rápidamente el número de meses y mentí:

—Tengo menos de tres meses.

—... ¿De verdad? —murmuró Jungkook, dejando un silencio no deseado entre nosotros.

Pronto dejó la botella de vino y sirvió jugo esta vez. Es para mí. Abrí la boca fingiendo no saberlo.

—También quiero comer pudín.

Jungkook se echó a reír.

—Dios mío, ¿por qué no le pones pudín al niño?

Dije sin ninguna pretensión:

—No está mal. Leche si es niña, chocolate si es niño.

Él sonrió y abrió la puerta del frigorífico.

—¿Qué te gustaría?

Pensé por un momento y respondí:

—Caramelo.

Jungkook tomó la cuchara con el pudín y me la entregó.

—... Gracias.

—De nada —dijo y me besó.

Pronto, Jungkook se dio la vuelta y sirvió el vino de la jarra en una copa. Esperé a que volviera con la copa y luego, dejé caer el pudín en la cama fingiendo que había sido un error.

—¡Ups!

Momentáneamente soltó una exclamación bastante inusual.

Aunque estaba nervioso por dentro, Jungkook parecía no tener ninguna duda. Más bien, arregló casualmente el pudín que dejé caer y preguntó:

—¿Quieres que te traiga otro?

Asentí con la cabeza, fingiendo lamentar la pregunta que había estado esperando.

—Sí, gracias.

Acarició mi cabeza con una sonrisa.

Cuanto más pensaba en ese hombre que sonreía tan amablemente, más extraño me sentía, un aturdimiento momentáneo me invadió. Vacié la medicina de mi mano en la copa de vino que estaba en la mesa lateral, mientras él abría la puerta del refrigerador y rebuscaba. El efecto de la droga era seguro. Le pregunté al encargado de la farmacia y me dio la respuesta que quería. Él había estudiado los efectos de este medicamento y explicó que funcionaba mejor si se ingería con vino, pero añadió como advertencia:

BÉSAME MENTIROSO | 𝙺𝙾𝙾𝙺𝙼𝙸𝙽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora