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Capítulo Catorce ／ Pequeñas quemaduras
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A TARA REALMENTE LE EMPEZABAN A DISGUSTAR LOS DRAGONES, pero sabía que su disgusto aumentaría. Tara y Cedric habían estado en la biblioteca durante horas leyendo sobre los seis posibles dragones con los que tendrían que lidiar en cuestión de días.
—Entonces, parece que el Galés Verde es el mejor. —dijo Tara con un suspiro—. Al menos ese es relativamente seguro en comparación al resto. —continuó.
—Sí, el Hocicorto Sueco parece desagradable. Este libro dice que su llama es lo suficientemente caliente como para convertir la piel y los huesos en cenizas en solo segundos. Eso es desalentador. —dijo Cedric con una mueca.
—Eso es horrible. —murmuró Tara, mirando al chico sentado frente a ella en la mesa. Esperaba que él obtuviera el Galés Verde, aunque su primera opción era que no tuviera que luchar contra un dragón.
—Creo que es suficiente estudio por hoy. —dijo Cedric con una pequeña sonrisa, notando que Tara estaba perdida en sus pensamientos.
—Pero ni siquiera sabemos cómo vamos a distraer o evadir al dragón. —dijo Tara mientras ponía su cabeza entre sus manos.
—¿Qué tal si vamos a las cocinas y buscamos algo de comer? —Cedric sugirió, no quería agobiarla pero quería pasar el mayor tiempo posible con ella. Realmente había empezado a creer lo que Felix le había estado diciendo todo este tiempo. Estaba perdido. Estaba perdidamente enamorado de la chica pelirroja de Gryffindor, y lo había estado desde el momento en que la vio.
Una vez que Felix vio la foto de los Tres Magos en El Profeta, se volvió loco e inmediatamente fue a mostrársela a Cedric, quien inmediatamente negó que la chica tuviera algún interés en él.
—¡Pero ella te está mirando, Cedric! —Felix dijo mientras acercaba el papel a la cara de su mejor amigo, pero Cedric simplemente respondió que no creía que Tara Weasley alguna vez correspondería sus sentimientos.
