Prólogo

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—Mátalo. —su voz autoritaria resuena en las paredes de la cárcel a la cual él está tan familiarizado.

Niego con la cabeza y trago saliva, apretando las manos atadas a mis espaldas con fuerza. «no matamos inocentes. Código uno del capítulo cuatro del libro reglamentario del ejército anti guerra»

Él se pasea por la sala, mirándome con desprecio y un toque de ansiedad. Toma una silla de una esquina y se sienta, colocando los codos en sus muslos y apoyando la cara en la palma de una de sus manos mientras la otra cae hacia el costado, tocando su rodilla.

—A veces detesto tu forma de ser... —se queda mirándome, y de repente tensa la mandíbula—. «No matamos inocentes» —hace comilla con los dedos—, ¿no es así?

Estalla en carcajadas y yo no puedo hablar, en parte por la mordaza, y en parte por el odio.

—¿Por qué crees que soy yo el malo aquí, Nat? —se para y camina hasta donde estoy sentada— ¿acaso yo te he grabado el código del ejército anti guerra en la mente de la forma más cruel que puede existir? —alarga una mano y me toca el mentón, moviendo mi cabeza de un lado a otro, escaneándome—mmm... —se aleja y me suelta bruscamente la cara. Hago un gesto de fastidio y suelto un jadeo, harta, antes de guiar mis ojos a los verdes brillantes de los suyos.

En un rápido movimiento me quita la mordaza, y trago saliva con dificultad cuando se vuelve a sentar en la silla sin mirarme esta vez.

—No puedo, el código...

—¡Y una mierda! —se para enfurecido—, ¡tu y tu puto código de mierda están arruinándonos! ¡ARRUINÁNDONOS! —lo sigo con la mirada mientras se pasa las manos por el cabello, molesto.

—Sabes bien todo lo que me harían si me atrapan, y también sabes bien las cosas que tengo prohibidas ... —susurro y él se quita las manos de la cara y mirándome con aburrimiento.

—Nunca permitiría que te hagan daño, ya no más. —sus palabras me toman por sorpresa y me sonrojo un poco—. Ya nadie te permite o impide hacer nada, ahora puedes hacer lo que quieras, pensar por tu misma es una buena manera de empezar—se cruza de brazos—. ¿Qué es lo que tú quieres?

"El lado oscuro" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora