Una niña va al bosque y se encuentra con una serpiente herida, se acerca para curarla, sin pensar en el peligro que puede representar... Agradecida, la pequeña serpiente se propone ser amigable con ella, despertando sentimientos desconocidos
La pequeña Elda era una niña de diez años, tenía el cabello castaño y los ojos café claro, vivía en un pequeño pueblo con su madre Jazmin y su padre Rodrigo...
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Un día, al salir de la escuela, Elda decidió ir a jugar con sus amigas al bosque; mientras jugaban a las escondidas, ella encontró una serpiente negra; apenas se movía y había un rastro de sangre, parecía haberse arrastrado hasta ese lugar... Elda se acercó y miró la serpiente con profunda tristeza, tenía un pequeño agujero cerca del cuello
-Elda: Pobresilla... ¿Quién puede ser tan malo para lastimar a un pequeño e indefenso animal?... No puedo dejarte así, pero si te llevo a casa mamá se asustará, ella le tiene pánico a las serpientes
Sacó una tijera de su mochila y cortó una parte de su camisa, cubrió la herida de la serpiente con la tela y dejó a la serpiente en un hueco de un árbol cercano, se puso su abrigo y acarició a la serpiente
-Elda: Espero que esto te ayude... Volveré mañana para verte y traeré fruta para alimentarte, por favor recuperate pronto pequeña serpiente...
Cuando Elda se fue una mano que brillaba con una luz blanca agarró a la serpiente y le puso en su regazo, le dio agua en la boca con una hoja, empezó a acariciarle la cabeza y le dijo con una voz suave que todo estaría bien, la serpiente se enrollo y cerró los ojos...
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Al día siguiente Elda volvió al bosque para buscar a la serpiente, pero no estaba en el lugar donde ella la había dejado; la buscó en los alrededores toda la tarde, pero cuando empezó a oscurecer decidió volver a su casa, cuando salió del bosque la serpiente la observaba desde las ramas de un árbol, había una cicatriz donde tenía la herida anteriormente, bajó del árbol y se empezó a transformar en un niño de largo cabello negro, su rostro no reflejaba ninguna expresión
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-Abre: Esa humana volvió, tal como dijo que lo haría, pero... ¿Qué era esa expresión en su rostro?... Solo he visto a los humanos reír o molestarse cuando intento sacarlos del bosque... ¿Sus ojos derramaron lagrimas por qué estaba molesta?...
La mujer que se lo había llevado antes apareció tras él, lo abrazó por la espalda y sonrió
-Nuna: Ella estaba triste porque no pudo encontrarte... ¿Por qué no fuiste hacia ella? Te estuvo buscando por mucho tiempo
-Andre: Los humanos siempre huyen cuando me ven ¿No crees que ella también quiere cazarme?
-Nuna: Los humanos no son tan malos, algunos tienen un corazón puro y bondadoso como tú... Esa niña se preocupó por ti a pesar de no conocerte, es lo mismo que haces tú por las criaturas del bosque
-Andre: *volteandola a ver* Pero este es mi hogar y las criaturas son mi familia, soy el guardián del bosque, debo proteger a los más débiles
-Nuna: *acariciándole el rostro* Has cuidado de este bosque por mucho tiempo, ya es hora de dejarle ese trabajo a alguien más... Mírate... Eres un niño cargando con un peso enorme en tus hombros
Andre volvió a ver hacia el sendero donde Elda se había ido, tocó su hombro y miró el trozo de tela que andaba amarrado en la muñeca de la mano
-Andre: Dijiste que era el espíritu guardián del bosque, pero no recuerdo nada de mi vida pasada ¿Es un castigo que pusiste sobre mí, madre?
-Nuna: No, mi pequeño... Talvez deseabas olvidar tu vida pasada, por esa razón renaciste como una pequeña serpiente, para dejar tu antigua vida en el olvido... En esta vida, dedícate a buscar tu felicidad, encontraré una criatura que proteja el bosque cuando te vayas, no debes preocuparte por nosotros, estaremos bien...
La mujer se convirtió en una pequeña luciérnaga y voló hacia el interior, Andre se volteó y miró la tela de nuevo
-Andre: La madre naturaleza dice que está bien que abandone el bosque, pero no tengo adonde ir, no soy un animal y tampoco un humano... Entiendo el habla de los animales y humanos por igual, pero no pertenezco a ninguna de sus razas, no puedo irme de aquí
Se convirtió en serpiente y se arrastró para subir al árbol de nuevo...
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Elda siguió yendo al bosque todos los días, llevaba frutas y las dejaba en las raíces del árbol donde había dejado a la serpiente; cuando ella se iba Andre bajaba para comer lo que dejaba...
Al pasar de una semana, cuando Elda dejó las frutas Andre bajó del árbol y empezó a comer; cuando él terminó Elda se acercó y se puso en cuclillas a unos metros de él
-Elda: *sonriendo* Vaya, eres una serpiente tímida, he estado viniendo porque la comida siempre desaparecía, no sabía si tú la comías o algún otro animal del bosque, pero me alegro de ver que lograste recuperarte...
