💌 LET ME LOVE YOU,
Saeyoung en realidad no
pensaba hacer nada al
respecto, eso fue hasta
que Oikawa le dijo que
le escribiera una carta,
una sola carta, a Hajime
...
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Saeyoung abrió la puerta de la azotea, enarcando una ceja en cuanto se encontró a quien estaba buscando. No era sorpresa, sabía que iba a estar ahí, pero aún así tenía la misma reacción de siempre. Cruzarse de brazos y enarcar una ceja, era lo que hacía cada vez que lo encontraba ahí. Incluso la primera vez que lo encontró en ese lugar, luego de buscar en todos los pisos del edificio, tuvo esa misma reacción.
— El ceo de una compañía no debería hacer estas tareas — murmuró el hombre sin girarse, sabía perfectamente de quién se trataba.
Saeyoung se acercó, encorvandose un poco y apoyando sus brazos en el barandal de vidrio que había —. Y un viejo decrépito no debería estar en este lugar.
— Decrépito o no, aún te preocupas por mí salud.
Miyake no negó ni acepto la afirmación, solo movió sus cabeza un poco, dejando en un vago puede ser. Su vista estaba fija en el paisaje lleno de edificios, autos y un par de personas caminando, nada muy especial. Ya había visto ese paisaje miles de veces antes.
Se había sumergido en un ambiente silencioso. Saeyoung Miyake siempre había sido de esa manera, borde y grosero, pero todo había empeorado desde Hajime Iwaizumi. Se había prometido así mismo que no querría a nadie otra vez, por lo menos de la manera que lo había hecho con Hajime, porque no quería pasar por la misma situación dos veces. No es que lo hubiera superado, pero prefería evitarse la experiencia de querer a otra persona que tampoco iba a estar presente en su vida por mucho tiempo.
Suficiente tenía con gustar todavía como un idiota de Hajime. Era suficiente con anhelar a una sola persona de regreso en su vida. Hajime era quien aparecía en sus desvelos, llenando sus pensamientos cuando no podía dormir. Cuando había alegrías, recordando cómo celebrarán juntos cualquier triunfo. Hajime estaba en todos lados cuando se trataba de su vida, pero al mismo tiempo no estaba en ninguno. Solo eran puros recuerdos que no jugaban nunca a su favor.
El hombre a su lado solo le ofreció un cigarrillo en silencio. Saeyoung lo miro, no fumaba, bueno no lo hacía desde sus primeros dos años en la universidad. Lo había dejado y le pareció la decisión correcta. Sin embargo, aún así tomo el cigarrillo y lo paso por sus dedos. Finalmente lo tiro al suelo y lo piso, no era algo a lo que quisiera volver.
Saeyoung suspiro con fuerza y compuso su postura. Sus dedos quedaron enredados en el barandal, siendo su polo a tierra —. Tu esposa me pidió que comprara unas cosas por ella antes de pasar por su casa.
El mayor río, negando. Era gracioso como aún después de haber acogido a Saeyoung hace varios años y volverse su tutor legal, seguía llamándolo y hablándole de esa forma —. ¿Entonces vas a salir ahora?
