Olivia y Nico son amigos desde hace un tiempo, así que cuando ella conoce a quien cree que es el amor de su vida, él se vuelve en su fiel consejero y acompañante. Pero, a veces, no elegimos de quien enamorarnos y no siempre es de quien nos conviene.
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Las manos de Nicolás fueron a agarrar a Olivia por la espalda, atrapándola entre sus brazos, presionándola contra su cuerpo, profundizando el beso.
Mientras exploraban la boca del otro, Nicolás pensaba en lo bien que esto se sentía, un tipo de alivio respecto a algo que tenía guardado hacía muchísimo tiempo.
Olivia llevó sus manos al pecho de él, tironeando de su remera para que poder tenerlo más cerca, para poder conectar con sus labios de la mejor manera.
De un movimiento, Nicolás la puso debajo de él, aprisionándola contra la cama. Se acercó a su cuello, en donde beso y mordió a su antojo, con Olivia suspirando agitadamente entre cada uno de ellos.
Ninguno de los dos pensaba en las consecuencias que esto tenía, en lo que significaba para su amistad, pero ahora no importaba. No era el momento.
De un tirón, Olivia le sacó la camiseta a Nicolás, quien estiro los brazos para que pudiera sacársela más fácilmente. Él la miró desde arriba, levantándole la remera del pijama a ella, llevando sus manos a sus tetas, apretando con ganas mientras volvía a su boca desesperadamente.
En cuanto pudo se la sacó, dejándola expuesta, y de ahí las cosas solo fueron empeorando.
Enterró su cara entre sus tetas, dedicándose a succionar una, apretar la otra e ir y venir.
Olivia empezó a rasguñarle levemente la espalda, en un intento de atraparlo contra su cuerpo todo lo que podía.
La ropa iba saliendo, los dos quedando desnudos, haciendo todo lo más rápido posible. Si se detenían a pensar un solo segundo en lo que estaban haciendo, entonces todo se rompería, el hechizo y las ganas que se tenían.
Ella se estiró hacia la mesita de luz, en donde guardaba algunas cosas, en especial unos preservativos que tenía por si había alguna ocasión especial con Leandro, quien en realidad nunca había venido a su casa.
Se lo paso a Nicolás, quien comenzó a tocarse un poco para poder ponérselo. Respiraban agitados, buscaban besarse constantemente, y entonces de un tirón el preservativo estuvo listo.
Nicolás abrió las piernas de ella, tanteó su entrada con la punta, lento y con cuidado. Ella gimió su nombre, rogándole que entrara.
Se acomodó para dar estocadas cortas, acostumbrándola a su tamaño, y cuando estuvo lo suficientemente lista, entro del todo.
Los dos suspiraron aliviados al sentirse, entonces Nicolás empezó a apurar el ritmo, en un vaivén de entradas y salidas rápidas, cortas.
— N-nico —gemía ella, pidiéndole que continuara.
El jugador salió de Olivia y la obligó a dar la vuelta, dejándola de espaldas. Comenzó a besarle la piel, yendo desde su cuello hasta sus omoplatos y entró nuevamente.
La boca de ella formó una pequeña "o", gimiendo levemente entre cada embestida.
Nicolás agarró el pelo de Olivia y tironeó un poco, haciendo que la espalda de ella chocara contra su torso, todavía penetrándola.
Estaba enojado porque lo dejaría en la final, porque se iba con Leandro, porque se veía con Leandro, porque cogía con Leandro. Estaba enojado y celoso, y finalmente podía aceptarlo.
— ¿Así te coge él? —murmuró, dando una estocada profunda.
Se quedó quieto, esperando una respuesta.
— Contestame, ¿así te coge él? —insistió, dando otra embestida.
— No, Nico, seguí, por favor —rogó Olivia, acercándose a su clímax.
— Esto —dijo, con otra embestida profunda— Es para que no te olvides de mí.
Llevo sus dedos a los labios de Olivia, agarrándola con su otra mano para sostenerla contra su cuerpo. Entonces ella se los llevó a la boca, succionando, haciendo que todo el cuerpo de Nicolás se electrificara.
Dio embestidas largas y profundas, una y otra vez, haciendo que Olivia gimiera sobre sus dedos, sonriendo de placer cuando ella alcanzó el orgasmo.
No le dio tiempo a respirar, todavía sensible, siguiendo con las embestidas, buscando su propio orgasmo. Olivia temblaba de placer, los ojos se le ponían en blanco, y entonces alcanzó un segundo al mismo tiempo que Nicolás alcanzaba el suyo.
Rendidos, cayeron cada uno en su lado en la cama, respirando agitadamente.
Si había algún rastro de alcohol en su sangre, ya se había ido.
Ella se levantó de la cama, en búsqueda de su ropa. Luego Nicolás empezó a vestirse, mientras que Olivia desaparecía camino a la ducha.
Se acomodó en la cama, pensando.
¿Qué acababan de hacer?
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