CUÁL?

¿Si o no?

Alejo miró a Mauro como si este hubiese caído en un delirio místico.
-¿Que decís Mau? Para mi ya estás flasheando demasiado.- se intentó reír para no demostrar que, realmente, los nervios le estaban ganando en esa situación.
-¿Y eso porque boludo? Me parece normal, o me vas a decir que nunca tuviste algo con otro hombre?- preguntó Mauro, como si estuviesen proponiendo probar una nueva cepa de Marihuana, algo normal.
Pero para Alejo esto no era nada normal, se trataba de su mejor amigo, su mano, brazo, pierna, mitad derecha de el y de su vida, proponiéndole algo que en su vida habría cruzado por su mente.
Aunque realmente, ¿cuanto de esto es verdad?
Corrijamos, pues, este párrafo.
Alejo pensaba en Mauro de mil maneras.
Cómo mejor amigo,
Como casi un hermano,
Como la persona más importante, fuera de su familia,
Su mano derecha,
Su razón de estar ahí sin retroceder,
Todo eso y mucho más.
Pero me faltó nombrar una, la que se encuentra en lo más recóndito de su mente, que intenta que no salga a la luz.
Alejo veía a Mauro como su otra mitad.
No como su mano derecha.
Como su mitad derecha de la Naranja.
Y claro, esto suena tan fácil, tan simple para cualquier persona, pero oh, que complicado fue, y es, para Alejo, aceptar esto.
Días, semanas, meses dando vueltas en su enorme cama, cama que solo le parecía fría e insulsa, que faltaba algo, o alguien que estuviese ahí a su lado, que lo besáse frenéticamente hasta dejarlo sin aire, alguien que hiciese todo eso que tanto disfruta narrar en sus canciones.
Alguien, pues, como Mauro.
Entonces, volviendo al presente, estos pensamientos cruzaron la mente de Alejo de punta a punta, encendiendo ese sentido salvaje que hacía tanto estaba apagado.
¿Y quien nos está viendo?
¿Que es lo que está mal y lo que está bien?
Si al final del día, he hecho todo lo que en algún momento pensé que jamás haría.
¿CUAL es el sentido de retrasar algo que he pensado hasta dormido?

-¿Cuando empezamos?-