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Un par de cartas yacían en el suelo, junto al lamento del afectado

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Un par de cartas yacían en el suelo, junto al lamento del afectado.

Cristian vestía completamente de negro, la visita esperada había sido desoladora y ahora simplemente podía ser capaz de llorar a solas, junto a su desgracia. Maldecía, balbuceaba y contemplaba más de una vez las letras escritas en aquella hoja gastada, cubierta de polvo y con algunas partes húmedas, causadas por el chocar de las gotas de sus incontenibles lágrimas.

Había leído cinco cartas en total y todas expresaban lo mucho que fué amado hasta un momento funerario...

El sentimiento de vacío, desesperación y anhelo complementaban aquel cariño y lo volvían un simple sueño que no se logró cumplir. 

Romero, desesperado por olvidar, bebía y bebía a la par en que releía las hojas junto a sus sobres, contemplar aquella muestra de cariño que nunca fué entregada hacia su persona lo hacía sentir mucho más solo. El arrepentimiento lo invadió cómo si una oleada de agua fuera directo a un niño en el fondo del mar.

La tristeza se veía tan reflejada en él, y en aquella habitación, que se podía ver el aura color azul invadiendo por completo el lugar. 

"¿Por qué?" Sólo eso quería saber. Necesitaba que esa incógnita fuera resuelta. Pero nadie más que su creencia y el difunto chico podían responder ante aquella duda.

Sus llantos se oían por toda la casa, los ecos de sus lamentos lograban deprimir aún más el lugar que alguna vez fué un hogar completamente cálido y lleno de vida e color.

El frío lo hacía retorcerse en el suelo, hecho un bollo, usando su cuerpo y prendas para sentir calor.

Sorbió su nariz y se levantó, decidido a mirarse el espejo. Mirar su horrible ser totalmente patético. Romero, se vería llorando por segunda vez en su vida...


La furia lo invadió, golpeó abruptamente el vidrio de aquel espejo y volvió a mirarse, totalmente enojado. Entonces, el arrepentimiento lo debilitó y sólo pudo sentir pena por sí mismo.

¿Por qué no podía seguir con su vida? ¿Por qué ya nada tenía sentido?

La respuesta era tan clara como el agua; Sin Lisandro, ya nada tenía un sentido figurado.

No tenía sentido tomar y tomar hasta terminar tirado en el umbral de su casa. Ya nadie le abriría la puerta y lo entraría a su hogar; Pues el búnker que alguna vez fué construido para él, fué destruido en mil pedazos. Ya no tenía sentido fumar, tomar, o siquiera vivir.

Había perdido su corazón y no volvería a encontrarlo sin revivir a alguien, lo cuál era estadísticamente imposible.

¿Cómo podía volver a ser él mismo? ¿Cómo podía superar esa situación tan crítica?

ROCKSTAR 2.0 - C. Romero × L. MartínezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora