CAP 29

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Quackity consideraba que sería más conveniente salir de la habitación y darles privacidad a Rubius y a su hijo, así que jala delicadamente a su esposo e hijo para salir y dejarlos solos.

Sin embargo Roier seguía teniendo demasiadas dudas aunque no podía pararse de la camilla quería irse en ese momento por lo que solo desvio la mirada y se hacía el desinteresado para no hacer incomoda la conversación con Spreen y su Padre Rubius.

A medida que la conversación avanzaba, Roier se encontraba cada vez más atrapado en un torbellino de emociones encontradas. Por un lado, sentía la urgencia de expresar sus preocupaciones y preguntas, pero por otro, la presencia de Spreen y su padre, Rubius, lo mantenía en un estado de curiosidad. Cada palabra que quería decir parecía quedar atrapada en su garganta, sofocada por el miedo a causar incomodidad o incluso provocar un conflicto con quienes tenía delante.

Mientras intentaba mantener una expresión tranquila en su rostro, su mente trabajaba a toda velocidad, tratando de encontrar la manera perfecta de abordar el tema sin ofender a nadie. Sin embargo, por más que intentaba disimular, sus gestos revelaban la lucha interna que estaba librando. Los sutiles movimientos de sus manos, el leve fruncir de su ceño y el brillo inquieto en sus ojos delataban la tormenta emocional que se estaba gestando en su interior.

En un intento desesperado por mantener el control de la situación, Roier optó por adoptar de nuevo esa postura de indiferencia , como si las cuestiones que lo atormentaban no fueran más que nimiedades sin importancia. Sin embargo, bajo esa fachada de indiferencia, su corazón seguía latiendo con fuerza, clamando por encontrar respuestas y soluciones a sus inquietudes.

Mientras tanto, Spreen y Rubius continuaban con su conversación, ajenos al conflicto interno de Roier.

La conversación avanzaba, un silencio incómodo se cernía sobre la habitación, interrumpido únicamente por los suaves murmullos de Rubius y los suspiros pesados de Roier. Spreen, con su agudo sentido de la observación, captó al instante los tenues jadeos de su compañero, apenas audibles pero cargados de tensión y angustia.

Con una mirada penetrante, Spreen se volvió hacia Roier, estudiando cada matiz de su expresión. Sus ojos, normalmente brillantes y llenos de vida, ahora reflejaban una mezcla de preocupación y curiosidad. Sin decir una palabra, Spreen dejó escapar un profundo suspiro, reconociendo la extraña situación en la que se encontraban.

Mientras tanto, Rubius continuaba con su relato, ajeno al drama que se desarrollaba a su alrededor. Sus palabras, cargadas de emoción y nostalgia, resonaban en la habitación, creando un contraste impactante con el silencio tenso que lo rodeaba. A pesar de su aparente serenidad, sus ojos aún brillaban con lágrimas reprimidas, reflejando el dolor y la melancolía que habitaban en su corazón.

En medio de este panorama desolador, Spreen se sintió abrumado por una oleada de compasión y empatía hacia Roier. Sabía que su amigo estaba luchando internamente, atrapado entre el deseo de expresar sus preguntas y curiosidad.

El flujo de la conversación se interrumpió abruptamente cuando Rubius notó que la atención de su hijo se desviaba hacia el joven que yacía en la camilla. Sus ojos se posaron con curiosidad en el rostro del otro joven, y en ese instante, una chispa de reconocimiento iluminó su mirada. Era el hijo de su ex amigo Quackity, aquel a quien había conocido en tiempos mejores.

Un torrente de recuerdos inundó la mente de Rubius, llevándolo de vuelta a aquellos días pasados, llenos de risas y complicidad. Recordó las conversaciones interminables, los sueños compartidos y las promesas de lealtad eterna. Sin embargo, el destino había tomado un rumbo cruel, separándolos y llevándolos por caminos divergentes.

La situación por la que el hijo de Quackity había llegado allí no pasó desapercibida para Rubius. Recordó las palabras de su antiguo amigo, quien le había confiado los detalles de la tragedia.

La angustia reflejada en los ojos de Quackity habían dejado una huella imborrable en la memoria de Rubius, quien había prometido estar allí en los momentos difíciles pero no lo cumplio....

En ese momento, el peso del pasado se hizo presente, envolviendo a Rubius en una mezcla de emociones encontradas. Por un lado, sentía el deseo de acercarse al hijo de Quackity, de ofrecerle consuelo y apoyo en su momento de necesidad ya que fue gracias a su padre que encontró a su Hijo. Por otro lado, la sombra del pasado amenazaba con oscurecer el presente, recordándole las grietas que habían fracturado su amistad años atrás.

Mientras Rubius luchaba por encontrar las palabras adecuadas, su hijo continuaba observando al joven con curiosidad, ajeno a la tormenta emocional que se desataba en el corazón de su padre. En ese instante, Rubius se dio cuenta de que estaba ante una encrucijada, donde el pasado y el presente se entrelazaban de manera inextricable. Y aunque sabía que no podía borrar los errores del pasado, estaba determinado a hacer todo lo posible para enmendarlos y reconstruir los lazos rotos...

Rubius respiró profundamente, apartando la tormenta de pensamientos que amenazaba con abrumarlo. Con determinación, finalmente dirigió su palabra a Roier, rompiendo el silencio que había envuelto la habitación.

━¿Tú eres Roier, verdad?━, preguntó Rubius, su voz resonando con una mezcla de curiosidad

Roier asintió con cautela, sintiendo la atención de ambos sobre él.
━Sí, soy Roier. Mucho gusto━, respondió con cortesía, su mirada alternando entre Rubius y Spreen, quien lo había mencionado anteriormente.

El gesto de reconocimiento por parte de Roier provocó una leve sonrisa en los labios de Rubius, quien asintió con agradecimiento.

━El gusto es mii, soy Rubén, pero puedes llamarme Rubius━, respondió con amabilidad, extendiendo una mano en un gesto de camaradería.

Spreen observaba la interacción con atención, consciente del peso de la situación. Asintió con un gesto de aprobación al ver que Roier y Rubius comenzaban a establecer un vínculo, aunque fuera a través de una conversación inicial.

Mientras tanto, en la atmósfera cargada de la habitación, se percibía un destello de esperanza. Era el comienzo de una nueva conexión entre el hijo de su ex amigo, de alguna manera, estaban destinadas a cruzar sus caminos en medio de la adversidad. Y aunque el futuro seguía siendo incierto, en ese momento, la promesa de un entendimiento mutuo brillaba con fuerza, iluminando el camino hacia una posible reconciliación.




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Mondongo

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⏰ Última actualización: Apr 26 ⏰

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