Capitulo 02

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Jake estaba plenamente consciente de que no se tiraría del puente si Sunghoon le rechazaba. Tampoco es que le ardiera el pecho cada vez que lo miraba, pero había una verdad innegable. 

Park Sunghoon era el tipo más atractivo que había conocido en toda su vida.
 
Sunghoon estaba apoyado sobre la isla,  con un libro de Byron entre sus manos,  recitándolo en voz alta por un pedido de  su madre, a quien parecía gustarle mucho que su hijo mayor le leyera poemas en inglés. 

Jake estaba sentado al lado de su mamá, con su codo apoyado sobre el posabrazos de la silla y su rostro sobre su mano. Cuando terminó de leer, Sunghoon tomó su taza de café y le sonrió a sus dos  espectadores.

—¿No quieres con algo, Sunghoon-ah?— preguntó. 

—Está bien, está bien. 

—¡Ah, Jake-ssi preparó algo para comer! ¿Te importa si empezamos sin Heeseung? 

—Ah, no, no. Adelante. Antes de que se  enfríen. 

Los tres se acercaron a la mesa, y la  expresión de Sunghoon ante la primera  probada de aquel postre que él había  hecho, le causó cierta alegría. Era obvio  que le había gustado 

—Esto está delicioso, querido— Canturreó la mujer— Ay este niño, tarda como tres horas para bañarse.

—¡Heeseung! iTe dormiste en la ducha o qué?— exclamó Sunghoon. 

Casi diez minutos después, Heeseung apareció con el cabello aún mojado, salpicando su playera roja de gotitas de agua. Su mamá lo miró con mala cara.
 
—¿Por qué no te sacaste el pelo? 

—Me estaban gritando para que bajara.

—Es porque tú amiguito vino aquí desde hace como media hora y lo tienes  esperando. 

—Además porque me voy a comer todo  esto y no quedará nada para ti— Añadió  Sunghoon, llevándose otra de esas tarteletitas dulces a la boca. 

Heeseung y Jake cruzaron miradas, sintiendo como si hubieran anotado un  punto para su equipo.
 
Heeseung le había dicho que si quería  llegar al corazón de Sunghoon, entonces  tenía que pasar por su estómago primero, pero, cuando el coreano probó aquel postre, no pudo evitar soltar un sonidito de puro placer, porque, qué diablos, era lo más delicioso que había probado en su vida.
 
—¿Dónde lo compraste?— Preguntó,  apenas terminó de masticar— Creo que  tienen el secreto de la felicidad eterna aquí dentro.
 
—Yo los hice— todos parecieron asombrados. 

No seas mentiroso, mira lo lindos que están, imposible— Comentó, medio  ofendido por su mentira, mirando a la  tarteleta como si fuera el amor de su vida.
 
—¡Te digo que los hice yo! Tengo que  cocinar para mis hermanos y a ellos les  gustan las cosas dulces, así que tuve que  aprender a la fuerza. 

—Voy a mudarme contigo— Aseguró el  más joven de los hermanos. 

Obviamente, ninguno de los dos notó la mirada que le echó a su madre, Sunghoon, con una ceja enarcada. La mujer lo miró del mismo modo, ambos asintieron y siguieron comiendo.
 
El mayor sacudió sus manos y se limpió la boca con una servilleta.

—Bueno, voy a salir un rato. Los veo más tarde chicos— besó a su madre mientras metía su teléfono en el bolsillo.
 
—Dile a Sunoo que venga a comer un día  de estos, o pasaré todas las vacaciones sin ver su linda carita.

—Iba a ir con Riki y Jay a ver una película... pero le diré— Habló entre  risas, sacudiendo la mano para despedirse de los dos muchachos.

—Entonces yo iré a comprar las cosas  para el almuerzo. Los dejo solos, así que  no rompan nada.
 
—Mamá, no tenemos cinco años.
 
—Ayer rompiste mi taza favorita.

—¡Se me cayó, fue sin querer! 

—Eso te pasa por flojo, tuviste que haber  lavado tu taza.
 
—¡Mamá! Deja de avergonzarme delante de Jake.

El chico solo se reía en silencio.

—¿En serio cocinaste tú?— Le preguntó  en cuanto su mamá desapareció.
 
—Ya te dije que sí, tonto— Jake rodó los ojos.
 
—¡Es que es demasiado rico! Podría vivir a base de esto toda mi vida. 

—No sobrereacciones Heeseung o me  terminaré avergonzando— Le dió un  golpe en el hombro. Mientras juntaba  las cosas y decidió lavar él el plato, así  Heeseung no rompía nada. 

celestina millennial [heejake]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora