Sangre... Ese cuchillo enterrado en el abdomen de ese chico me hizo nublar la razón. Mis sentidos se alteraron. Mi atención se centraba en él, lo demás no existía, solo estaba la sangre, el cuchillo, y el hombre frente a mí.
Mi respiración se detiene.
Mi corazon latía acelerado y retumbaba hacia todas mis extremidades. Mis ojos clavados en el rostro lleno de terror de él.
Saqué el cuchillo y lo volví a enterrar... Una y otra vez... Dejándolo caer al suelo mientras él gritaba de dolor y escupía su propia sangre.Que poco a poco dejaba de emitir sonido y moverse.
Mi cuerpo actuaba por sí solo, acuchillando y acuchillando su inerte cuerpo en el piso frío de mi habitación.
Temblaba como mi respiración. Bajé mi mirada encontrándome con el cuchillo ensangrentado. Toda mi ropa manchada de su rojiza sangre.
Mi risa poco a poco emergía desde mi pecho, con mi mirada sádica y la sensación de satisfacción que me trajo matarlo al fin.
Mis rodillas se debilitan y caigo al suelo, cargando mi risa entre llantos y gritos desgarradores, cegando mi visión por las luces azules y rojas de afuera de la habitación y las sirenas.
Los policías me llevaban a la fuerza mientras seguía en mi shock post-traumático, si cualquiera me mirara diría que estaba loca pero no era así, estaba harta, harta de tanta mentira en mi vida, así que exploté.
Todo se volvió oscuridad cuando me golpearon fuertemente en la parte de atrás de mi cabeza.
Abrí mis ojos encontrándome con un pantano negro y pegajoso bajo mis pies descalzos y el blanco fondo infinito a mi alrededor. ¿Dónde estaba?
Unas manos emergieron del pantano bajo mío tomando mis piernas queriendo arrastrarme hacia ellos. Por más que luchara eran sorprendentemente fuertes. Era como si ese pantano me quisiera tragar, que me una a ellos. A esas cosas negras humanoides. Lo único que podía escuchar era mi corazón acelerándose, llenando todo el lugar de sus latidos. Me arrastraba, trataba de huir pero sentía que me hundía y poco a poco esas manos me tiraban más y más profundo hasta que mi cuerpo no pueda moverse dentro de él y me hundiera con ellos.
Levantaba mi mano tratando de agarrarme a algo... una salvación, pero no había nadie. Antes de que mi último dedo se sumergiera despierto de esa rara pesadilla.La luz blanca me hacía doler los ojos. Traté de moverme pero mis extremidades estaban amarradas con un cinto de cuero en cada una en esa camilla, estaba recostada, solo podía ver el techo blanco como la nieve pero con algunas manchas negras que seguramente era de lo añejo que era el edificio.
-¿Qué... Qué está pasando? ¿Quienes son ustedes?--mi voz estaba seca de tanto gritar anteriormente. Esas personas me daban mala vibra, esto no está bien. ¿No debería estar detenida, o en la cárcel?, ¡¿Dónde estoy?!
-Oigan, ¿Qué están haciendo? ¿Dónde estoy?... ¡Déjenme ir!-Luché con los amarres pero solo logré lastimarme las muñecas y los tobillos. Sabía que estaba algo mal.
Esos hombre llevaban mascara como si fueran enfermeros, me ignoraban y me llevaban como robots, solo logré ver que tenía una bata. no tenía mi ropa. El pasillo era incomodamente blanco y eterno.
De repente pasamos una puerta de metal gigante que cerraban con una especie de código por el sonido que hacía. Seguían llevándome, este pasillo tenia muchas puertas...parecía una cárcel pero... no eran así.
Pasamos por todas las puertas y sentía mi respiración alterada, no quería estar aquí, necesitaba salir.
-Inhabilita al sujeto, ya es molesta-Dijo uno de ellos que su voz delata que era un hombre.
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Sin Salida
General Fictionen un mundo monótono y gris, al diferente y colorido lo excluyen y lo corrompen