Capitulo 1 - Marchita

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«¿Amar? ¿Que es amar cuando me has llegado a odiar y maltratar?»

Ivette Bianca, nacida en un pequeño pueblo cerca del mar. Desde que recuerda, la palabra "nacer" para ella sería la definición del mismo infierno.
Su madre, murió dando a luz a la pequeña e inocente Ivette, desde ese instante llegaron las desgracias.

«¿Por qué me odian? Se que soy la culpable pero en serio tengo hambre»

Aquel momento en el que su madre murió, la cantidad de personas que la odiaban era en mayor parte su familia, todos llegaban a descuidarla y de vez en cuando dejarle sin comer ni beber durante días. Cuando ella abrió los ojos al nuevo mundo, fue despreciada y odiada, siempre recordándole que fue un inconveniente, un engendro que no debió nacer por provocarle eso a su propia madre. Sus primeros meses de vida lo vivió en el hospital, dónde varias enfermeras se encargaban constantemente darle de beber leche, se quedó ahí por meses debido a que su familia no la quería ni ver, estaban cegados por el odio y la tristeza; Tristeza al ver que su ser querido murió y odio por ser "culpa" de la bebé producto de ella.

El pequeño pueblo en el que vivía no podía recibir más niños en el orfanato, esto por estar lleno de ellos, niños que en realidad no tienen hogar y padres provenientes de ciudades que deciden abandonarlos por completo; Injusto y ciertamente doloroso para muchos de aquellos orfanatos que no eran más que una carcel y tortura misma para los pobres infantes que habitaban ahí.

Teo, el hermano mayor de Ivette, al ser todavía un niño con sentimientos encontrados, cuyos era pena y tristeza por aquel bebé que decían que era su hermana, de poco a poco trataba de siempre llevarse bien con ella, cuando su padre no estaba, jugaba y hablaba con ella, enseñándole también a hablar de manera fluida, cosa que poco a poco ella empezará a hablar con más fluidez y su hermano contento de que aquello pasará. Más sin embargo, la felicidad entre ambos hermanos terminaría.

El hermano mayor de Ivette empezó a ser más controlador y abusador con ella, inculcado por su padre y familia quienes le decían que ella fue la culpable de la muerte de su madre, constantemente dándole a entender a un niño que ella es la culpable de todo el mal causado.

A pesar de aquello, desde niña se las ingeniaba para poder sobrevivir al constante abuso y violencia por parte de su familia, al cumplir un año salió de aquel hospital, para después a los 8 años empezar a ser odiada por su hermano Teo de 10 años de edad en aquel momento, siendo así que se quedó solo sin tener en quién confiar, amar o simplemente tener ese contacto físico de ser abrazada por alguien que la ame. Pero eso nunca sucedió, ese vínculo familiar en dónde haya respeto y amor, nunca se tuvo para ella, siendo así que siempre sea de sobra.

En cada encuentro familiar, ella era llevada al sótano a estar ahí mientras se festejaba lejos de ella, al terminar aquel encuentro, la puerta de aquel oscuro lugar se abría llenandolo de luz, para así, darle las sobras de aquel día en familia; ella no sabía que festejaban, que daban, algunas veces al salir veía a su hermano con juguetes nuevos, la casa decorada con un árbol y un desorden de papeles que ella tenía que recoger para que le dieran al menos un pequeño peluche, que claro, ya desgastado y muy tétrico, lo mismo era con las muñecas. Otras veces era menos comida cuando la llegaban a encerrar, no veía juguetes y sabía que eso pasaba una vez al año, nunca llegó a descubrir lo que era aquella celebración y por qué daban juguetes.

Los días cada vez eran más insufribles, tenía que ayudar con la cosecha diaria de su padre, aunque su hermano la mayoría de veces tenía los trabajos más fáciles y menos laborioso, mientras que a ella le tocaba ensucirse siempre y al terminar bañarse con agua fría reciclada del agua limpia y caliente que usaba su hermano para bañarse. Se notaba el favoritismo por quién iba a tener mayor ventaja en cualquier cosa, siendo siempre el que obtenía todo.

Los años pasaron y aquellos momentos de tristeza nadie la acompañaba, llegando así a tener una fuerte e incontrolable depresión, Ivette no sabía cómo tranquilizarse al momento de sentir esa necesidad de afecto que ella siente que nunca va a tener. Tao, su hermano, a veces sentía pena por ella, tenía ganas de abrazarla pero por el constante abuso y violencia que recibía ella no podía arriesgarse a ser también una víctima de abuso ante toda su familia.

(...)

-Ivette
Había estado cansada durante todo el día, el agotador trabajo de cosecha siempre me hacía sentir agotada de cualquier forma, a veces quisiera ser como mi hermano, me imagino a mi jugando con sus amigos cuando los trae a su casa, hablando como si fuese una chica feliz y alegre que solo busca la emoción y la satisfacción en las personas.

Aún así, no soy eso, son solo sueños que creo estúpidos por como me han tratado, yo que nunca saldré de esta zona en la que soy abusada y maltratada. Poco a poco, llegando así a la violencia si no hago algo bien, me quitan comidas y tengo hambre en la mayoría del tiempo, nunca me importó que es lo que como, con tal de tener comida.

Quiero ser como mi hermano, el que pide y pide sin ser juzgado mientras que si yo pido agua primero me mojan con esta y luego me piden tomar del charco que se monta bajo mis pies, les molesta que pida de más, si es que pedir comida está de más cuando llevo 12 horas sin comer, a veces hasta días.

En momentos, me imagino a mi con mi familia, siendo parte de aquellas cenas tan cargadas de comida, esas risas y bromas que hacen entre ellos, en vez de estar encerrada en aquel sótano vacío lleno de ratas, que me dan miedo cada que las siento caminar sobre mis pies descalzos debido a la poca luz.

Imposible "amarte"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora