Corriendo sin cesar, sentía como cada segundo volvía a recuperar su humanidad, recordando todos esos momentos en que él estuvo ahí, su hermano mayor
Con la respiración hecha un caos, cuando por fin pudo encontrarlo, se encontró con la mayor de las tragedias, el ya no era humano.
Y con aquellos ojos hostiles, la miro
«Si me muero ¿alguien sabrá algo de mí?»
«¿Por qué me tienen miedo? ¿por qué me atacan? ¿qué les hice? estoy perdido y quizás nadie lo va saber jamás»
«Por favor que alguien vea mis lágrimas, que alguien escuche mi llanto y pare el dolor de mi corazón»
Una sensación de incomodidad se desprendía en el ambiente, incluso más desoladora que la presencia del anterior rey de los demonios, ya nadie podía pensar en aquel chico tan dulce, pues solo podían ver la encarnación de la maldad ¿qué tan cierto era aquello?
— Se convirtió en un demonio, no, Tanjiro, ahora es un monstruo — murmuro un kakushin con temor
«Monstruo, eso es lo que soy... por ello, me quieren matar...»
— ¡Tanjiro, por favor, detente! — grito Nezuko con desesperación
«No quiero hacer daño, pero no puedo parar, no quiero que me teman, pero no puedo parar, no quiero que me odien, pero no puedo parar y eso es, porque soy un monstruo»
— No, por favor, no pienses así de ti
Por mucho que Nezuko gritara aquello, el no podía entenderla, en sí, no podía entender a nadie. De pronto de Tanjiro salieron unos látigos como los que tuvo el rey de los demonios, su aspecto era más feroz y hostil, quizás, si era un monstruo.
— No eres un monstruo, eres mi hermano...
Corrió hacia el para abrazarlo, pero no hacia efecto, el monstruo cansado de ver como Giyuu repelía sus látigos comenzó a concentrar una bola de energía desde sus fauces, el simple ruido que emitía era espeluznante.
— Hermanito, por favor, vuelve...
Por mucho que se lo pidiese, nada funcionaba, ella al menos logro mover la cabeza de la bestia para desviar aquella onda expansiva hacia el cielo, no obstante, sufrió quemaduras en su mano. Todos se intentaban alejar, todos le tenían miedo y nadie sabía qué hacer.
Un gruñido estridente resonó en aquel lugar, parecía lleno de furia, lleno de odio, aunque quizás, solo era dolor. Nezuko otra vez intento pararlo, pero aquel ser ignoro sus plegarias y solo la identifico como un peligro. Cuando estuvo a punto de cortarla por la mitad, Giyuu se lanzó a salvarla.
— ¡Ah! — grito Nezuko con dolor
Giyuu se conmociono al oírla, al verla mejor se dio cuenta que aquel monstruo había cercenado el brazo de Nezuko, girando su rostro pudo ver algo inaudito, se estaba comiendo la extremidad cortada. El ojiazul cerro los ojos con pesar, ese ser ya no era aquel chico de cabellos rojizos con una mirada tan gentil como los rayos del sol, ahora era solo una fiera que actuaba por instinto.
— Nezuko, ya no lo intentes... — musito Giyuu con una mirada llena de pena
Al oír aquello sintió que el dolor de perder un brazo era ínfimo, pues el dolor de su corazón era mucho mayor. Estupefacta quiso replicarle, pero tampoco sabía que decir ¿y si mataba a todos? ¿qué haría? ¿podría hacerse responsable? Si lo dejaran vivo ¿qué seria del mundo? el mundo que tanto amo su hermano, el mundo que tanto quiso mostrarle a ella.
— ¿Qué harás? — quiso saber Nezuko exasperada
— Tu hermano ahora es un demonio... tengo que cortarle la cabeza — afirmo Giyuu con serenidad
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El final verdadero
Short StoryInterpretación propia de como debió ser el final de Kimetsu no yaiba