Prólogo

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Sentía mariposas en mi estómago. Y no de esas de amor que te hacen querer flotar y llorar, no, esto era diferente.

Desde pequeña había tenido una habilidad para la danza, que fui desarrollando a lo largo de mis dieciséis años. Mi madre me veía a escondidas; mientras yo bailaba. Podría arreglármelas para improvisar en lo que fuera, hip-hop, contemporáneo, jazz, salsa, incluso rock n' roll; pero había una cosa que me llenaba y me hacía llegar al límite. El ballet.

Las zapatillas con listones, los fuertes movimientos de brazos, los lindos tutús, las piernas en alto y la delicadeza impecable con cual se hacía cada movimiento. La determinación, fuerza y flexibilidad que podías manejar. Era bellísimo. Me encantaba pasármela inventando pasos y moviendo mi cuerpo a la melodía de la música, me hacía sentir libre y segura. Era un sentimiento que era llenador y exhausto, pues la melodía me hacía dejarme llevar y flexionar mis extremidades.

Cuando tenía seis años; mi madre decidió que podría darme una oportunidad para el ballet, así que me inscribió en clases. No recuerdo muy bien como empecé, pero recuerdo haberme enamorado completamente. Fue así hasta que las clases acabaron y tuve que dejar de tomar las clases, le rogué y lloré a mi madre para que me inscribiera nuevamente en otra academia. Pero fue en vano. Eso hasta mi decimosexto cumpleaños, donde me inscribieron a una de las mejores academias de Inglaterra. Dándome así, una oportunidad que jamás iba a olvidar.

Solo que ahora me moría de arrepentimiento.

Desde que me mudé a Inglaterra, las cosas habían sido difíciles; había dejado a todos mis amigos, todo lo que conocía. Todo estaba esfumado en mis recuerdos, los cuales se borraban lentamente en mi memoria. Nos mudamos por el trabajo de mi madre; quien ahora tenía oportunidades bastante beneficiosas. Mi madre es abogada, por lo cual eso de mantenerse quieta y tranquila no era lo suyo, casi siempre se la pasaba en su computadora o su móvil. No tenía tanto tiempo para mi.

Aunque yo trataba de tomármelo de una manera positiva, ya que ella sentía culpa y me daba regalos para compensármelo. No la podía culpar a la pobre, ella hacía de todo para que pudiera vivir tranquila.. simplemente solo ella se tomaba mucho tiempo en su trabajo para mi, exclusivamente para mi.

Todo parecía irse al caño cuando unos bastardos quisieron pasarse de listos conmigo durante una fiesta universitaria, querían acostarse conmigo.. pero yo no soy nada estúpida. Obviamente me negué y les dije hasta de lo que se morirían y al parecer ellos no lo soportaron y se molestaron al punto de acosarme y humillarme. Y bueno, realmente no me importo, pero la gente que conocía y quería se negó a ayudarme, hablarme y seguir siendo amigos. Esto me afectó, así que solo pude alejarme de todo y todos, menos de ella.

Todos menos ella, menos de Avani; Avani se convirtió en alguien especial desde que me apoyó en todo momento. Se fue formando parte de mi, que poco a poco se hizo mi mejor amiga. Con ella compartía muchos momentos cruciales en mi vida.. y dejarla, eso, eso era horroroso.

Hicimos una promesa; jamás, pero jamás, dejaríamos de hablarnos.

¿Ella lo cumpliría cierto? ¿Lo cumpliríamos, no?

¿Todo esto sería una mala racha que terminaría en un lindo instante? ¿Tal cual como en las películas?

Todo saldría bien, tal cual lo dijo mi madre. Me lo prometió, y una promesa no se rompe.

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⏰ Última actualización: May 06 ⏰

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