Stroriam (Mundos en Guerra)

~Prólogo~

Prólogo
''Stroriam (Mundos en Guerra)''

El calor de las llamas y los gritos incesantes de la gente a mi alrededor, colapsaban mi mente. Yo solo quería salir corriendo y ocultarme con mi madre. Aquella tan valiente que luchaba conmigo en brazos, evitando a toda costa que la destrucción que se aproximaba me dañara de algún modo.

Las llamas nos perseguían a una corta distancia, tan escasa como lo era el deslizar de mis lágrimas, ella trataba de calmarme, pero ahí note que de su cabello salían unas extrañas gotas doradas, eran tan brillantes como las luciérnagas que solíamos ver en el bosque cerca de casa. Me asuste aún más, pero ella me dijo que debía calmarme y que ahora más que nunca tenía que mostrar lo fuerte que era, para que así la destrucción no nos alcanzara.

Yo no entendía el porqué de sus palabras, pero ambas estábamos inmersas en lágrimas, yo quería frenar mis emociones para no verla sufrir, pero el miedo que sentía era aún más fuerte que mi pequeño y vulnerable ser. Mientras más nos acercábamos a una puerta oscura, peores se ponían las llamas que sin parar nos perseguían a escasos metros de distancia, de su cabello salían esas extrañas gotas doradas, pero al ver su rostro, sus ojos y labios ya no eran igual que antes, ahora parecía que ella estaba inmersa en una especie de transe.

Al llegar a la puerta oscura. Saco una rama de su bolsillo, yo no sabía para que la iba a usar, hasta que al meterla en la puerta encajo perfectamente en la cerradura. Ella me sostuvo por un corto momento, mientras apretujaba su cuerpo al mío, prometió que todo estaría bien, y que al despertar cada mañana debía seguir siendo su pequeño rayo de luminosa oscuridad.

Me bajo de sus brazos, dejándome en la entrada de la puerta, yo no entendía porque me dejaba ahí, pensé que las dos cruzaríamos juntas. Hasta que susurro en mi oído, que algún día al igual que la luna y sol se abrazaban durante el eclipse, ella y yo nos volveríamos a abrazar en la siguiente vida.

Me aferre a su vestido, suplicándole que no me dejara sola, pero ella termino de abrir la puerta, y al decir un último te amo, la cerro. Resbale y caí por lo que pensé que era un tobogán, al tocar el suelo me di un golpe en mi brazo izquierdo, me dolía muchísimo pero igual debía salir de ahí para volver con mi madre. Me levante rápidamente y mire a mi alrededor en busca de una salida, pero no había nada, estaba rodeada de cuatro paredes, sin ventanas o alguna puerta, sabía que moriría, así que me senté en una de las esquina a llorar, las lágrimas corrían por mi rostro, solo podía gritar de la desesperación, pero al cabo de unos minutos, sentí como todo daba vueltas, dejando de ver poco a poco todo lo que me rodeaba.

Lo único que pude ver, fue a alguien acercarse, con mi último aliento pedí que me sacaran de ese lugar. Y cuando por fin, la persona llego a mí, me levanto en brazos y prometió que todo estaría bien. Esa persona que me salvo era mi Tía Willow a la que hoy y por siempre le deberé la vida.

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