Capitulo I

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Se encontraba caminando por el pasillo cargado de materiales y con el peso de su mochila cuando oyó el ruido estridente del timbre sonar, era señal de que se debía apurar. No había planeado quedarse dormido y terminar llegando tarde a su trabajo prácticamente nuevo, todo fue culpa del maldito rubio irlandés, quien había tenido la brillante idea de ir a un bar un domingo por la noche, con la excusa de que había conseguido un nuevo trabajo. Y él simplemente no pudo ser un amigo de mierda y negarle un motivo de celebración al rubio quien se había esforzado muchísimo por ese puesto. Así que decidieron ir al bar al que iban siempre, donde ya eran prácticamente conocidos por los trabajadores, y tomar algo. Aunque ese "tomar algo" se les fue un poco de las manos ya que salieron del bar a las dos de la mañana luego de varios tragos. No recuerda muy bien los sucesos de la noche, lo que sí recuerda es haber intentado ligar con un rubio de ojos azules hermoso, pero tuvo el sentimiento de que era hetero o simplemente no estaba interesado en él ya que no le siguió el coqueteo. Aunque no lo sintió como una gran pérdida ni un golpe a su autoestima porque simplemente no era su tipo, no le iban mucho los rubios sin embargo esas esferas azules le pudieron. También recuerda haber hecho karaoke con su amigo irlandés para cerrar la noche y arrepentirse completamente de ello para luego volver al departamento que compartía con este algo mareado y completamente cansado. El último recuerdo que tiene antes de caer dormido es revisar el teléfono y ver que eran cerca de las 3 de la mañana, lo cual le costó caro al día siguiente ya que no escuchó la alarma a tiempo, retrasando su ida al trabajo. No recuerda haber salido de su casa tan rápido como esa mañana, no podía quedar mal en sus primeras semanas de trabajo, no podía causar la impresión de que era un joven irresponsable y que lo mejor era contratar a algún hombre mayor de edad que tuviera una vida que contar respecto al arte y no a un jóven que apenas sabía del mundo adulto. Por ende, ahora se encontraba casi corriendo por los pasillos del colegio donde trabajaba esperando que nadie note que había llegado algo más tarde de lo que debía y anotando mentalmente que jamás debía volver a seguirle una idea al rubio.

Ya eran las ocho de la mañana lo que significaba que ya tenía quince minutos de atraso, por suerte su primera clase era con adolescentes de secundaria y a diferencia del primario, los directivos no se fijaban mucho en si había un aula sin profesor, sería de muy mala suerte que un directivo se acercara cuando llegabas tarde porque la realidad era que nunca se lo hacían, lo cual probablemente debía cambiar, ya que no se puede confiar en un grupo de adolescentes sin supervisión adulta, pero no tenía tiempo para preocuparse por ello, sino aprovechar que tenía un par más de minutos asegurados.

Era profesor de arte en un lindo colegio privado. algo religioso, cerca de donde vivía que contaba con tres niveles: jardín, primario y secundario. Él estaba encargado de darle clases a los de primaria y secundaria, y para ser sinceros, sus clases preferidas eran las de primaria con los niños pequeños, quienes en todas las clases demostraban entusiasmo y ganas de aprender, a diferencia de los adolescentes de secundaria donde eran pocos los que estaban interesados en sus clases, aunque tenía un punto a su favor y era que él también es joven lo que hace mucho más fácil comprenderlos y llevarse bien con ellos, sin embargo, nunca faltaban las quejas de las personas que no tenían interés en su clase, pero no dejaba que eso le afectara, después de todo era una etapa intensa la que estaban atravesando y sabía que simplemente tenían problemas personales y se desahogaban quejándose de su clase, por lo que no le importaba. El arte siempre fue de lo que más le gustó, desde chiquito. Su mamá a diario le contaba que cuando era más pequeño adoraba dibujar y siempre estaba pidiéndole que le comprara materiales para pintar. No tiene recuerdos en los que el arte no estuviera presente, siempre le gustó, siempre le apasionó. Asistió a un par de clases infantiles para aprender lo básico pero luego lo dejó y comenzó a descubrir su propio estilo. Actualmente, el arte seguía siendo su gran pasión, amaba crear y admirar el arte, es por eso que adoraba pasar tiempo en museos dedicados a este, creía que ya había visto todos los de su ciudad, sin embargo, nunca se cansaba y volvía a hacer los mismo recorridos por los mismos museos una y otra vez. Admiraba a muchísimos artistas que habían dejado su huella en la historia y su sueño en realidad era seguir los pasos de esos artistas y crear alguna obra que fuera reconocida mundialmente y que quedara escrita en la historia, le encantaría vivir de hacer aquello que amaba. Luego de terminar la secundaria, estudió la carrera de Bellas Artes durante cuatro años. Obviamente como cualquier persona que decide dedicar su vida al arte fue, muchas veces. bruscamente cuestionado por muchas personas, todas con los mismos cuestionamientos "¿Eso vas a estudiar?", "¿Sabes que eso no te va a dejar ninguna ganancia?", "¿En serio querés dedicarle tu vida al arte? Vas a pasar hambre" Al principio se sentía hostigado y algo inseguro, sin embargo, la persona que más amaba en el mundo, su mamá, siempre le demostró su apoyo y le dijo repetidas veces que él debía hacer lo que él quisiera y le haga feliz, no hacer lo que el resto esperaba de él. Y eso fue todo lo que necesitó para inscribirse en la universidad y comenzar su carrera de Bellas Artes. Su transcurso por la carrera fue hermoso, sintió el apoyo de muchísimos de sus profesores a lo largo de los años, además el ambiente de la universidad era muy lindo, allí conoció a su amigo irlandés, Niall, quien estaba estudiando fotografía. Recuerda su primera conversación como si hubiera sido hace unas horas. Se encontraba en el buffet de la universidad cuando el rubio se le acercó para quejarse de lo cara que era la comida para la poca calidad que tenía lo que causó que comenzaran una cadena de conversaciones sin sentido, descubriendo que tenían muchas cosas en común y así, comenzó su bella amistad. Sus compañeros de carrera también fueron muy agradables, todos perseguían sueños muy similares y eso lo hizo sentir muy cómodo en sus años de universidad. Se sintió muy orgulloso al recibirse, todo su esfuerzo fue reconocido y sintió que su vida apenas había empezado. A sus 22 años, un año después de recibirse durante el cual fue pasando de trabajo en trabajo sin conseguir uno que le satisficiera, consiguió un trabajo estable que también amaba y disfrutaba como era ser profesor de arte. Si se lo preguntaban la realidad era que nunca había pensado en ser profesor pero descubrió que es algo que también disfrutaba mucho por lo que tampoco se quejaría si no conseguía ser un icono artístico y terminaba siendo un simple profesor de arte el resto de su vida. Le encantaba enseñarles a niños y adolescentes todo lo que él había aprendido en sus años de práctica, además que era un buen sostén financiero y le servía para no quedarse en la calle, ni morir de hambre. Compartir departamento con su amigo reducía muchos gastos lo que le dejaba más dinero para mimarse con materiales con los que hacer su trabajo así que no se podía quejar. La carga horaria no era tan pesada lo que también dejaba tiempo para enfocarse en sus obras, las cuales aspiraba a vender, pero no lograba mucho más que que sean admiradas y compradas por adultos mayores que sabían o creían admirar y entender su arte. Un golpe que causó que sus cosas se cayeran sobre el piso lo hizo volver al presente casi inmediatamente.

A Parisian Love (ls)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora