Los hechiceros de Alto Grado bajaron de la camioneta. Tras despedirse de Gabriel se adentraron en el pueblo, decidieron revisar un mapa polvoriento que había cerca. Lo rayaron para dividirlo en cuatro zonas, cada uno exploraría una y la limpiaría, los datos de la misión decían que ahí únicamente habitaban entes malignos débiles y que sería un trabajo fácil. Todos se encontrarían en la iglesia al terminar de revisar sus zonas. Lexa se limitaba a sacar armas de los dibujos que guardaba en su maletín, era cierto que los entes de aquel lugar eran débiles, bastaba con un corte o dos para eliminarlos. Su camino fue calmado, los otros tres hechiceros no tuvieron problemas.
Dominique era una chica entusiasta, su técnica ritual permitía crear objetos de cristal mientras usara su collar, una herramienta sacra que había heredado. Bastó hacer una lanza de cristal para eliminar los entes de su zona, no tuvo ninguna complicación en su misión.
—Me pregunto si alguno de ellos tiene entes más fuertes. —La chica acostumbraba a hablar para ella misma, avanzaba con un paso lento, pero no frenaba. Si algún ente se lanzaba hacia ella lo partía en dos.
La mayoría de los entes tenían forma de gusano o de mosca con un notable aumento de tamaño. No era diferente en ninguna parte que se propusieron limpiar. La rutina de Dominique era simple, entraba a una casa, gritaba, asesinaba a los espíritus que la atacaran y salía una vez terminaba la limpieza. Cada uno de los hechiceros se encargó de alrededor de catorce casas. Todos siguieron una rutina similar.
—Creo que nos subestimaron —dijo Dominique, el comentario era para su propia persona.
—Tienes toda la razón —dijo Dann, se había aparecido desde detrás de la iglesia—. Qué mal, quería ser el primero en llegar.
Dominique estaba sentada frente a la iglesia, al escuchar la voz de Dann se giró a verlo.
—Te gané —dijo la chica y esperó a que su compañía se sentara a su lado.
Dann tomó asiento en las escaleras que daban a la iglesia, parecía tener la intención de decir algo.
—Dilo —dijo Dominique, era una chica observadora, al menos lo suficiente para saber que el temblequeo en los labios de Dann indicaban que había algo que quería decir—. ¿Tanto miedo doy?
—Al contrario, al contrario. —Dann agitó sus manos con prisa, en su tono de voz había una notable preocupación—. Simplemente me da pena invitarte a ver una película.
Dominique soltó una risa ligera, recargó sus manos en los tablones donde estaba sentada y miró al cielo, estaba despejado.
—Más te vale elegir una buena —dijo la chica con una sonrisa en tu rostro—. ¿En tu cuarto está bien? Me da algo de flojera acomodar el mío.
Ambos seguían planeando los detalles de su reunión, a los pocos minutos llegó Lexa, estaba limpiando su rostro con la manga de su uniforme.
—Recuérdenme agradecerle a Mirko cuando volvamos. —En ese momento Dominique y Dann se sobresaltaron por un momento, tenían la ligera preocupación de haber sido descubiertos por su amiga, misma que no había escuchado de sus planes—. Este ritual que limpia la sudadera cuando se ensucia es perfecto.
Lexa se sentó a lado de Dominique, estuvo pocos segundos en esa postura ya que se acostó.
—Las misiones aburridas me dan sueño —dijo y cerró los ojos para que la luz del Sol no la lastimara.
Los chicos que estaban sentados a su lado se vieron a los ojos y soltaron una pequeña risa. Alexandra llegó en silencio y se sentó a lado de Dann. Se quitó los audífonos y miró a su hermano.
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El jardín libro I: Sobre la sinfonía.
FantasyJenna es una joven que descubrirá el amplio mundo de los hechiceros. Mientras intenta encontrar su identidad se enfrentará al inevitable destino que se le dio.