Where you don't see me

602 61 77
                                    

El frío de la taza de porcelana contra sus labios, seguido del líquido caliente era todo lo que necesitaba para poder continuar con su noche.

Dejó la taza de café a un lado, limpiándose los labios con el antebrazo. El café dulzón siempre lograba apaciguar las tormentas internas que abatían su mente en noches como estas en donde la incertidumbre y la nostalgia se volvían uno solo.

La punta del bolígrafo repicó una y otra vez sobre la superficie de la mesa del escritorio. Una, dos, tres... Muchas veces. Estaba ansioso.

La hoja sobre la mesada estaba llena de rayones sin sentido juntos con palabras al azar, una de ellas se repetía una y otra vez;

LILITH

Se suponía que esto era un ejercicio para despejar su mente del estrés por el cual su matrimonio estaba pasando pero se sentía de todo menos tranquilo.

Se suponía que debería estar trabajando en el papeleo de nuevos pecadores, organizar los horarios para futuras reuniones con Overlord's que seguían en el eterno predicamento de la disputa territorial, incluso... Apoyando a su hija con su proyecto para redimir pecadores, mismo que ahora era un completo bum en el Infierno, abarrotado de diablillos que buscaban la salvación de sus patéticas vidas.

Suspiró.

Todo se había complicado tanto y no sabía cómo resolverlo. Su esposo estaba enfadado con él a tal punto en el que ya ni siquiera dormían en la misma cama o habitación. A duras penas convivían gracias a que Alastor se la pasaba encerrado en su torre, lugar en donde su estación de radio estaba, razón por la que se ausentaba tanto. Y ni hablar de él mismo, ¡Era un completo martirio tener que lidiar con tantas cosas a la vez!

Pero ¿Qué más se podía esperar del rey del Infierno? El deber ser es que tenía que estar ocupado, encargándose de su reino.

Oh, encargarse de su reino fue lo que le trajo la completa desgracia.

Miró la hoja con un sentimiento de amargura recorriendo sus venas, impidiéndole respirar con normalidad.

Trató de disculparse, en serio lo intentó. Pero Alastor solamente le regaló una mirada frívola, pasando de largo y dejándolo solo.

Bien, debía admitir que en parte era su culpa.

Digo, ¿Cómo no podría serlo? Hace tan solo una semana su calvario había iniciado, todo por una maldita equivocación.

˚ ₊ ‧ ꒰ 🍎 × 🦌 ꒱ ‧ ₊ ˚

Era su séptimo aniversario.

Pensaban celebrarlo en grande: Una cena romántica a la luz de las velas, un delicioso postre y... Acción marital. Ese día lo había visto sonreír con tanta sinceridad, tan feliz y jovial. Había usado un conjunto elegante que hacía relucir su esplendorosa figura, incluso había atado su cabello en una simpática coleta que le daba un aspecto más tierno.

Lo había llenado de halagos y besos, un ramo de flores que aunque se marchitó tan pronto llegaron a las manos del demonio radio, este apreció con verdadero cariño.

Salieron del palacio, cenando en uno de los más lujosos restaurantes del círculo. Entre el vino y comentarios coquetos, las llamas de un ansia desesperada se hizo presente y cuando menos se dieron cuenta ya estaban en la habitación de un motel, besándose con desesperación y fervor.

FRANCIS FOREVER【 𝗔𝗽𝗽𝗹𝗲𝗥𝗮𝗱𝗶𝗼 】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora