Capítulo 6

30 5 4
                                        

Cuando abrí los ojos lo primero que vi fue un techo, era azul oscuro. Me levanté de la cama y ví a mi alrededor, habían cosas de... chico.

Me levanté de la cama y noté que no tengo mi ropa puesta, tengo otra. Busqué mi mochila en toda la habitación hasta que la encontré. Me puse la ropa que había empacado, los zapatos y salí de ahí. Bajé las escaleras de la casa. ¿Esta era la casa de Greg? Es inmensa.

—Despertaste— dijo Ethan al verme.

—Sí..., ¿qué me pasó?

—Cuando llegamos aquí, te desmayaste. Te cargué, te... quité la ropa, te puse una que me había dado Greg y te puse en la cama.

—Ethan...

—Te juro que no me aproveché de ti, ¿vale? Traté de mantener los ojos cerrados todo el tiempo— se sonrojó.

—Iba a decir que gracias— le dí un abrazo.

Él me lo devolvió. Estuvimos así por un rato más hasta que alguien carraspeó fuertemente.

—Veo que ya despertaste— dijo Greg—, mi madre te guardó algo de comida.

—Gracias por tu hospitalidad.

—Y que hospitalidad— dijo mientras se alejaba.

—¿Qué le pasa?— pregunto.

—No lo sé, parece un poco... rarito, ¿no crees?

—Supongo.

—Ven, debes comer, ya la hora de la cena pasó.

—¿Cuánto me dormí?— pregunto.

—No lo sé, pero ahora te ves mucho mejor, antes te veías agotada y preocupada.

Caminamos hasta lo que parecía ser el comedor porque había una mesa demasiado larga. Estaban una mujer, Paul, Greg, y una niña.

—Hola— digo cuando entro.

—Hola, tú debes de ser Gayle— dijo la mujer— Yo soy Pilar, la madre de Greg y Paul, ella es mi otra hija, Madison.

—Gracias por recibirnos a Ethan y a mí. Es muy amable de su parte dejar que dos desconocidos entren a su casa.

—Oh, no es nada. Pasamos por la misma situación, ¿verdad?, de nada vale tener dinero porque, mira como estamos— dijo la mujer—. El dinero no nos salvó y no sé nada de mi esposo— sus ojos se cristalizaron—. Pero la vida sigue.

Miré a Greg y apretó la mandíbula. Paul bajó la cabeza y Madison puso una cara triste.

Me senté en la mesa y empecé a comer. De verdad estaba muy bueno, al fin como algo que no sea vegano.

—Comes como si nunca hubieras probado carne— menciona la señora Pilar.

—Mi madre es vegana, al igual que mi padre, la última vez que comí carne fué hace un día, y eso, porque mi padre no estaba en casa, en realidad no sé dónde está ahora— dije.

—Entiendo— dijo la mujer asintiendo.

Terminé con el plato y estaba decidida a ir y lavarlo, pero Pilar me dijo que lo dejara en el fregadero. Lo lavé de todos modos.

—Ven, vamos a charlar— dijo Ethan tomándome del brazo.

Caminamos, subimos las escaleras hasta el segundo piso, abrió una puerta que se dirigía a un balcón y nos sentamos ahí.

—¿Crees que es buena idea quedarnos aquí?— pregunto.

—Yo opino que sí. Hay comida, electricidad, agua, estamos en un vecindario casi seguro...

—Este lugar es un poco extraño— digo viendo a mi alrededor.

—Quizá es porque estás acostumbrada a cosas más pequeñas, y como verás, esta casa es más que enorme.

—Bueno, tal vez tengas razón— suspiré—. Aún quiero creer que mi padre está vivo.

—Sí está vivo Gayle, solo debemos buscarlo.

—Nada me asegura eso— dije con los ojos cristalizados—. Puede que haya perdido a la única persona que me quería de verdad. A mi madre le importaba una mierda, prefería al estirado de su esposo que a mí. Sin embargo mi padre se volvió a casar y me ponía por encima de su nueva pareja, él me quería por sobre todas las cosas. Por lo menos si... murió, lo hizo sabiendo que yo le quería, le quiero muchísimo— dije limpiando una lágrima que resbaló por mi mejilla.

Ethan me abrazó y yo sorbí mi nariz.

—Gracias por estar conmigo— le dije mientras me abrazaba—, no sé qué hubiera hecho yo sola en medio de este caos.

—Estábamos solos. No teníamos a nadie, así que tú también me ayudaste mucho— se alejó de mí.

—Bueno. ¿Qué hora es?

—No lo sé, pero creo que tengo un poco se sueño.

—Si, yo también. Entremos, está comenzando a pegar el frío.

Entramos y escuchamos un portazo de la puerta de Greg. No le prestamos atención. Ethan me llevó a la que en este momento era su habitación.

—Puedes dormir en la cama, yo puedo dormir en ese sofá que está ahí— dijo.

—¿Dormirás cómodo ahí?

—Por supuesto, solo míralo, Gayle, es muy suave— dijo tumbandose en él.

Reí— Bueno, está bien. Buenas noches, Ethan.

—Buenas noches, Gayle.

Me recosté en la cama y no duré mucho despierta, caí en un sueño profundo.

[...]

Cuando desperté supuse que era aún de madrugada. Aún estaba oscuro. Odio levantarme a esta hora y no volver a conciliar el sueño.

Con cuidado me levanté de la cama, me puse mis zapatos y salí de la habitación. No sabía a donde me dirigía exactamente, pero necesito saber qué pasa afuera. Crucé el pasillo y comencé a caminar hasta las escaleras.

—¿A dónde vas?— pregunta una voz masculina.

—¡Maldición!— exclamé bajo.

Era Greg, sin camisa, gracias al cielo con pantalón de pijama ¿Qué mierda hace despierto? Yo porque no puedo dormir, ¿pero él?

—¿A dónde vas?— volvió a preguntar.

—¿A caso te importa?— pregunto.

—Estás en mi casa, así que si me importa lo que hagas, o lo que vayas a hacer, no vaya a ser que tus estupideces pongan en riesgo a mi familia.

Menudo gilipollas— pensé.

—Ya, que no quiero poner en riesgo ni a tu madre, ni a tus hermanos, pero si se trata de ti... Que te coman los enfermos de afuera.

—¿En serio? ¿Por qué te caigo mal?— pregunta acercándose.

—Eres un imbécil, ¿lo sabes, no?

—Si, me lo han dicho mucho.

—Pues están muy en lo cierto— dije— ya se me quitaron las ganas de salir.

Me dí la vuelta y caminé de nuevo a la habitación. Ethan se levantó al escuchar la puerta cerrarse.

—Lamento haberte despertado— dije.

—No importa, ¿estás bien?

—Sí, solo fui por un poco de agua— mentí.

Se estiró un poco y luego se quejó.

—Creo que me dio tortícolis— dijo haciendo una mueca de dolor.

—Te dije que no ibas a dormir bien ahí— dije—, acuéstate en la cama.

—Pero tú estás durmiendo ahí.

—La cama es lo suficientemente grande para los dos. Así que mueve tu trasero y acuéstate en la cama, ahora.

—Okey mamá, como ordenes— rió.

Yo también reí y ambos nos acostamos. Ethan volvió a dormirse, pero yo no podía conciliar el sueño.

Ellos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora