capítulo 2

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Teodora al haber estado toda su vida y muerte rodeada de lujos no tenía idea de cómo limpiar, de cómo cocinar, no tenía idea de cómo hacer nada.

-Teodora ¿puedes ayudarme a freír los frijoles?-

-¿Cómo se hace eso?-

-Emm bueno¿que te parece si mejor empiezas a emplatar los chilaquiles?-

-Mmm está bien- *agachando la cabeza*

-¿Qué ocurre?-

-Nada es solo que me siento inútil-

-No digas eso Teo…-

El relinchar de un caballo interrumpió a Xochitl, Leo había llegado.

-Teodora corre ayúdame a llevar la cena a el comedor-

-Si ya voy-

Las dos jóvenes se apresuraron a llevar la cena a el comedor antes de que Leo llegará y salieron de ahí lo más rápido posible. Leo entró al comedor, se sentó y comenzó a comer en silencio.

Por su parte en la casita de los chinos todos degustaban la comida que los alebrijes y don Andrés prepararon y después de eso se fueron a dormir, un cansado días los esperaba al día siguiente.

En el primer cuarto, se encontraban los alebrijes durmiendo plácidamente, al igual que Teodora ellos no acostumbraban a trabajar y por lo tanto se cansaban demasiado.

En el segundo cuarto, don Andrés descansaba en una cama improvisada y junto a el en el cajón de un pequeño mueble las calaveritas dormían cómodamente abrazadas.

Por último en el tercer cuarto el cual era compartido por Teodora y Xóchitl, la española pelirroja dormía pacíficamente en una de las camas mientras que en la otra, xochitl estaba recostada, viendo hacia el techo, estaba triste, sentía ganas de llorar pero las lágrimas no salían de sus ojos, tal vez será que no quería preocupar a sus amigos, tal vez era un bloqueo emocional, cualquier cosa pero todo eso se acumulará dentro de ella y la irá dañando poco a poco.

A la mañana siguiente todos se despertaron más temprano que el día anterior, Teodora y xochitl fueron a la cocina de la hacienda para preparar el desayuno de Leo mientras que los alebrijes y Don Andrés se quedaban a preparar su propio desayuno.

Después de eso todos empezaron a hacer sus labores como ya se tenía que hacer costumbre.

Xochitl y Teodora se encontraban en la sala de la hacienda limpiando.

-noche me desperté… y noté que aún no hayas dormido y ya era muy tarde ¿pasaba algo?-

-ah? no Teodora, No te preocupes todo estaba bien solo que… escuché un ruido y me desperté pero no me moví de mi cama-

-Bueno sabes que cualquier cosa puedes contármelo, ¿verdad?

-Sí Teodora, gracias-

Ambas chicas continuaron limpiando para después irse al establo, tenían que dejarlo limpio para que al llegar Leo su caballo pueda descansar a gusto.

Por otro lado, los alebrijes y Don Andrés comenzaban a jimar el agave ayudados de Chuy, aquella momia que no tardó en hacerse su amiga, se llevaban bien y para hacer más entretenido el día jugaban y contaban pequeños chistes mientras trabajaban.

Después de un rato se dió la hora de descanso, todos se juntaron en la casita y comenzaron a preparar su comida, también invitaron a Chuy a comer con ellos, habían preparado unas deliciosas enchiladas.

Terminando de comer todos regresaron a sus labores y para su buena suerte terminaron temprano así que tenían un ratito para descansar.

A la noche llegó Leo y al igual que el día anterior Xochitl y Teodora fueron a la hacienda para hacer su cena y después regresaron a su casita para descansar.

Esto se hizo su rutina por días que se convirtieron en semanas y semanas que se convertían meses, lo mismo, nada cambiaba, era exactamente igual, era una rutina que no se podía romper.

𝓝𝓸𝔂𝓸𝓵𝓸 𝓒𝓪𝓶𝓸𝔂𝓸𝓵𝓸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora