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Tras dar un último vistazo al espejo, le es imposible contener el suspiro de decepción que sale de sus lastimados labios; Jisoo odia cada rincón de su cuerpo

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Tras dar un último vistazo al espejo, le es imposible contener el suspiro de decepción que sale de sus lastimados labios; Jisoo odia cada rincón de su cuerpo. Ni siquiera sabe por qué se le ocurrió intentar cambiar su estilo a algo tan inusual, simple debería usar la misma ropa holgada de siempre y así no tendría que preocuparse de ocultar su voluminosa complexión.
Una de sus más grandes inseguridades siempre ha sido su peso, porque incluso si sus únicas amigas le han dicho que este es correcto para su estatura y edad, ella no lo cree así. No cuando su familia continúa haciendo esos comentarios hirientes sobre su apariencia física, en especial sobre su peso y rostro poco atractivo.

Con algo de rabia contenida tiró la camiseta al cesto junto a ella, luego de eso se dirigió entre temblores y lágrimas a su armario para agarrar algo de su ropa habitual. Al terminar de colocarla, limpió sin cuidado su rostro húmedo y tomó sus pertenencias para salir de la habitación, con pasos rápidos directo a la salida de esta, sin despedirse de nadie. No quería que la vieran siendo frágil.

Se encaminó sin interrupciones al instituto donde estudia, probablemente llegaría unos diez minutos antes, pero al menos así podría aprovechar a calmarse.

Durante el trayecto quedó sumergida en sus propios pensamientos; está consciente de que sus inseguridades se han presentado con más frecuencia durante el pasar de los días y, por consecuencia, su salud mental y física se han visto afectadas más de lo esperado. Bien sabe ella que debería atender esos temas con algún profesional, principalmente por tratarse de su propio bienestar, sin embargo, ha continuado posponiéndolo por simple temor, ¿a qué? Ni ella misma conoce la respuesta.

Sin darse cuenta, su aula de clases correspondiente ya estaba a tan solo unos pasos, aún silenciosa por los pocos alumnos dentro de ella. Sin dudarlo fue a su lugar habitual, aquel del fondo junto a la ventana. Tomó asiento y después observó con detenimiento sus frías manos, más precisamente las heridas en el inicio de sus uñas y a estas mismas algo cortas por sus frecuentes mordidas; suspiró frustrada y llena de decepción, pues recuerda haberse prometido que ya no lo haría más.

No se enfocó mucho tiempo en esta discusión mental ya que se distrajo pronto al sentir una presencia a su lado derecho, en el lugar que normalmente se quedaría desocupado todo el día a menos que ella decidiera colocar su mochila allí. Volteó con curiosidad pura, topándose de lleno con la alegre sonrisa de Roseanne quien estaba saludándola.

- Buenos días, Jisoo. ¿Cómo dormiste hoy?

Parpadeó incrédula. Aquella chica rubia, bonita, de carácter extrovertido y sumamente brillante se había sentado junto a ella por decisión propia, sin tener un trabajo, proyecto o tarea juntas; simplemente iniciando una conversación sin verse forzada a hacerlo. Sonrió de vuelta y se acomodó en la silla para mirarla correctamente.

- Buenos días... Bastante bien, de hecho. ¿Y tú?

Su voz salió baja pero algo ronca, enviando escalofríos a la menor quien se sintió agradecida de escuchar ese tono solo ella.

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⏰ Última actualización: Aug 30 ⏰

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