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Jake

No existía felicidad más grande que cuando por fin llegaba el fin del semestre; Adios trabajos, adios exámenes, adios estrés. Normalmente cuando llegaba esta época del año imaginabas constantemente como seria estar sentada a la orilla del mar, tomando tus cocteles favoritos que solía hacer tu padre, la sensación de la arena en tus pies, seguramente no podría existir mejor sensación que esa.

Era tradición ir a la casa de playa de la familia Sim. La casa estaba ubicada en una tranquila bahía, rodeada de palmeras y con una vista inigualable al océano. Este lugar había sido testigo de muchos de sus recuerdos más preciados a lo largo de tu vida

Este verano, las circunstancias habían cambiado un poco. Debido a tus compromisos universitarios, tu familia se había adelantado a la casa de playa, mientras que tú te quedaste en la ciudad para terminar tus últimos exámenes. Tus maletas estaban empacadas y colocadas junto a tus pies, te balanceabas ansiosamente mientras esperabas fuera de tu casa.  La temperatura en esta época del año era más alta, la camiseta sin mangas, los shorts mezclilla, las sandalias que usabas se te pegaban a la piel debido al sudor. Pensabas que debiste haberte quedado conociendo perfectamente a la persona que esperabas, pero preferiste esperar afuera porque seguramente seria diferente esta vez.

Miraste tu reloj, el cual señalaba que eran las diez y media. "Mierda, otra vez tarde Sim" dijiste para ti misma, agarraste tu sombrero para proteger tu cabeza del sol hasta que viste un auto que se acercaba hasta tu acera. En el momento en que se parqueo bajo la ventana del asiento del copiloto dejando ver a tu hermoso mejor amigo de años saludarte con la mano junto una amplia sonrisa. 

"Idiota, otra vez llegas tarde" Lo fulminaste con la mirada sintiendo como tu ritmo cardiaco se aceleraba gracias a su mirada. 

"Oye" se queja colocando una mano en su pecho fingiendo indignación. "Las primeras palabras que me dices después de haberme ido a estudiar al extranjero y me llamas idiota, sorprendente"

"No has cambiado nada, pensé que aire de Seúl te volvería más serio" respondiste, intentando mantener la compostura, pero no pudiste evitar sonreír ante su actitud juguetona.

Jake bajó del auto y se acercó a ti con los brazos abiertos. "Ven aquí" dijo suavemente. Te cruzaste de brazos fingiendo aun estar enojada con el , manteniendo una expresión seria. Sin embargo, Jake no se dejó intimidar. Con una sonrisa juguetona, se acercó más y, sin decir una palabra, te agarró suavemente de los brazos, desenlazándolos para rodearte con los suyos.

"Vamos, no puedes estar enojada conmigo por tanto tiempo," dijo con un tono cálido, mientras te abrazaba. La cercanía de su cuerpo y el familiar aroma que desprendía te envolvieron en un instante de nostalgia y consuelo después de no haberlo visto durante tanto tiempo.

"Más te vale comprarme un americano frio en el camino"  hablas alejando tu cabeza de su pecho para poder mirarlo. "Estamos a más de 30 grados, me voy a derretir"

Jake soltó una risa suave y asintió. "Como desees, Bugs," respondió, con  su expresión llena de diversión. "Después de todo, tengo que compensarte por llegar tarde. Pero mientras, traje botellas de agua fría para que te refresques"

Ese apodo, "Bugs," siempre te hacía sonreír. Había comenzado como una broma debido a tu amor por las zanahorias cuando eras pequeña, pero con el tiempo se convirtió en un apodo permanente de Jake hacia tu persona.

Jake se inclinó hacia el asiento trasero y sacó un par de botellas de agua, pasándote una. Aceptaste la botella con una sonrisa agradecida, sintiendo el frío contra tus dedos. Abriste la tapa y tomaste un sorbo, disfrutando del alivio que proporcionaba en el cálido día.

"Gracias, Jake" dijiste, apreciando el pequeño gesto. "Siempre tan considerado."

"Solo quiero asegurarme de que mi Bugs esté cómoda," respondió él, mientras ambos se acomodaban para el viaje sin antes ayudarte a guardar tu equipaje. El coche comenzó a moverse, dejando atrás la ciudad y adentrándose en la carretera abierta.