Capítulo 7

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Desde que me levanté en la madrugada no podía dormir. Así que mientras Ethan lucía muy bien descansado, yo parecía un zombie.

Ja, ahora esa metáfora ya no es metáfora, porque he visto un zombie y parezco uno.

—¿Dormiste bien, Gayle?— pregunta Greg al lado de su madre en la mesa.

Alcé la cabeza y miré a Pilar que me miraba espectante, y Greg me veía con diversión.

—Si, dormí muy bien, gracias por preguntar, Greg.

—¿Segura? Porque no lo parece.

—Cariño, sé un poco más respetuoso— le dijo Pilar a su insoportable y grosero hijo.

—Lo siento mamá. Lo siento Gayle— dijo, pero yo sabía que no había nada de sinceridad en sus palabras.

Hay algo en Greg que se me hace familiar.

—Ethan, quería decirte que deberíamos ir a buscar comida, la de aquí ya se está acabando— dijo Greg.

—Bien, terminamos de comer y vamos, ¿te parece?

—Claro.

—Yo iré— dije.

—No, no irás— dijo Greg.

—Ah, disculpa, no sabía que tenía que pedirte permiso, papá— blanquee los ojos.

—No vas y punto.

—Iré con Ethan, no contigo— dije.

—Que no...

—Ya déjala amigo, créeme que no ganarás esta pelea— dijo Ethan limpiando su boca.

—Como sea, buscaré mi arma.

—Te quedarás con tu mamá y con Madison, ¿okey Paul?— le digo.

—Sí, de todos modos estoy en una partida de ajedrez con Maddie, y no dejaré que me gane.

—Está bien.

—Killian y yo les enseñamos desde pequeños a jugar ajedrez, hablar distintos idiomas y a manejar un arma— dijo Pilar—. Como podrás notar, esta casa es muy grande, y pues... nuestra familia es muy peculiar. Quiero decir que Killian estaba enlazado con la mafia. No me avergüenzo porque él no lo hacía. Por lo menos nuestros hijos pudieron vivir felices.

—Los educó muy bien, señora Pilar— dije.

—Llámame Pilar, Gayle. No soy tan vieja como piensas— sonrió.

—Está bien.

—¿Lista?— pregunta Ethan a mi lado, y a su lado estaba Greg.

—Debo buscar mi bate en la habitación, ya vuelvo.

Subí y entré en la habitación donde estábamos Ethan y yo. Por más que busqué el bendito bate, no lo encontraba.

A menos que esté...

Salí de esa habitación y fui a la de Greg. Ahí fue donde desperté ayer, así que el bate y mi mochila deben de estar ahí.

Entré y estaba un poco oscura, apenas y entraba luz por la ventana debido a las gruesas cortinas. En medio de la oscuridad empecé a buscar mi mochila. Encima del buró al lado de la cama estaba una foto de él y de quien supongo que era su padre, ya que se parecen demasiado, solo que Greg tiene el cabello negro, y su padre castaño con algunas canas, los ojos de Greg son oscuros como los de Pilar, mientras que el señor los tenía color miel. Pero lo demás: las facciones del rostro, la nariz y la altura, son exactamente iguales.

—¿Se te perdió algo?— pregunta Greg a mis espaldas.

—¡Joder! Me has asustado— dije.

—¿Qué haces aquí? Dudo mucho que te hayas equivocado de habitación.

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