Infalible [Radioapple]

Capítulo 1

Lucifer fue creado como el ángel más bello de todos, tan puro de corazón, siempre viendo lo bueno de todas las personas. Pero dentro suyo siempre se halló ese espíritu aventurero y curioso, ansioso por conocer más de lo que se le permitía. Fue esa genuina curiosidad la que lo orilló a bajar al mundo mortal, aquel mundo que siempre se le fue prohibido, al que solo podía observar de lejos, siendo testigo de como sus hermanos arcángeles expandian la vida en este.

Claro que él quiso ser parte de tan maravillosa creación, sin embargo sus ideas nunca fueron tomadas en cuenta por lo arcángeles, siempre alegando que su manera de pensar era muy peligrosa y que ponerlas en práctica con los humanos conllevaria al desbalance de la paz y felicidad en el mundo mortal.

A pesar de todo, sus ideas y ganas de soñar nunca desistieron, su mayor propósito fue compartir con los terrícolas el libre albedrío, la hermosa capacidad de obrar por cuenta propia sin seguir los mandatos impuestos. Sabía que para compartir sus ideas con los humanos solo debía esperar a que se presentara la oportunidad perfecta.

Esa oportunidad la vio en una de las dos primeras creaciones, Alastor, el primer hombre existente en la tierra. El susodicho era alguien rebelde y que siempre se desistia a ser alguien inferior ante Lilith, la primer mujer; y por consecuencia su esposa. Lucifer estaba fascinado por lo indómito que era ese humano, se sentía de alguna forma identificado con él.

Pronto y escondidas de los demás serafínes, se encontró bajando al jardín del edén, solo para observar aún más de cerca a ese humano.

— Ya te dije que no Lilith, tú no puedes mandarme, ambos somos iguales. — Desde lo lejos, encondido entre los arbustos, Lucifer observaba la escena. Alastor y Lilith discutían, al parecer la humana trataba de imponer autoridad sobre el hombre.

— ¡¡Tú eres inferior a mí, debes obedecerme!! — Lilith gritó, levantó su mano y le dio una bofetada a Alastor, haciendo que este cayera al piso.

— ¡Jamás!, prefiero ser desterrado de este jardín a estar con alguien como tú. — Alastor se levantó y corrió lejos de ahí, estaba harto y no pensaba seguir aguantando maltratos. Huyó lejos, tan lejos como para abandonar el edén, cuando estuvo afuera de los límites del jardín se recostó sobre el pasto, se permitió respirar con calma, sintiendose liberado. No pensaba volver nunca, no cuando ya por fin era libre.

— Es increíble ver que una creación divina pueda romper las reglas que se le fueron impuestas. — Habló Lucifer, asustando al hombre, Alastor rápidamente se levantó para ver directamente a la cara del ángel.

Observó al angelical hombre frente a él, era bajo de estatura, vestía una túnica blanca con detalles dorados, en su cabeza usaba un alto sombrero blanco con azul que escondía los rubios cabellos, su piel era demasiado pálida, dos pequeños criculos rojos se posaban sobre sus mejillas, y poseia unos ojos tan azules que brillaban hermosamente. Y por supuesto seis alas adornaban su espalda, demostrando que se trataba de un ser celestial.

— ¿Quién eres tú?, ¿Vienes para llevarme de nuevo con esa mujer? — Preguntó asustado, temiendo que la libertad que había conseguido se le arrebatara.

Lucifer le sonrió con amabilidad, buscando tranquilizarlo.

— No es así, al contrario, quiero ayudarte. He visto como has sido humillado por esa humana, no te mereces pasar el resto de tu eternidad con ella.

— ¿Ayudarme?, ¿Por qué?

— No estoy seguro, hay algo en ti que me atrae, tal vez por que te pareces a mí. Siento que somos similares.

— Pero tú eres un ser celestial, cómo podriamos parecernos. ¿Tú no eres feliz estando en el cielo? — Cuestionó con genuina curiosidad.

— Lo soy, o eso creo. Solo que en el cielo no soy escuchado, no me toman en cuenta nunca. — Explicó Lucifer con tristeza, admitir en voz alta la realidad le era aún más doloroso.

— ¿Por qué?, ¿Tan malas son tu ideas?

— No lo sé, pero siempre me han dicho que soy un alborotador, que mis ideas son peligrosas. Yo siento que no es así, si tan solo me permitieran demostrarlo.

Alastor vio como el semblante del pequeño ángel cambiaba para mostrase triste. Algo dentro de Alastor se sintió angustiado, no quería que ese ser estuviera decaido, verlo de esa forma no le gustaba.

— A puesto a que tus ideas son maravillosas e impresionantes, ellos se lo pierden. — Trató de animarlo, sonrió cuando se dio cuenta que había funcionado, vio como las alas del rubio revoloteaban entusiasmadas. Alastor lo encontró adorable.

— ¿Te gustaría escucharlas? — La voz de Lucifer sonó emocionada, ansioso por compartir con alguien sus más grandes ilusiones.

— Me encantaría, por cierto, ¿Cómo te llamas?

— Lucifer, y soy un serafín.

— Lucifer, ¿En serio no vas a acusarme con el cielo por haber escapado del jardín? — Alastor todavía desconfiaba, el miedo aún estando presente en su cuerpo.

— Descuida, no diré nada. No tengo permito bajar hasta aquí así que no puedo decir nada, y aunque pudiera no lo haría, estoy contigo en esto. — Expresó con sinceridad, generando confianza en Alastor, quien sonrió feliz por tener a alguien a su lado.

— Si tienes prohibido bajar, eso significa que ya no te volveré a ver. — Su voz tembló, apenado por no poder ver de nuevo al rubio serafín.

— No, puedo escaparme y venir a verte, si lo hago a escondidas como hoy nadie tiene que enterarse. — Agregó rápidamente Lucifer, buscando hacer sentir mejor a Alastor.

— Eso es genial, esperaré por ti aquí.

— Entonces vendré mañana, Alastor. — Las manos de Lucifer se encontraron con las manos de Alastor, se entrelezaron con suavidad, prometiendose mutuamente esperar hasta el siguiente día para poder verse.

(...)

Creo que ya hay muchos fanfic de esta temática, pero a mí me encanta y quise intentar hacer mi historia. Espero les guste mucho.