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Tiago no se esperaba una respuesta como tal, aún así se sintió aliviado y más tranquilo al saber que Lit supo reconocer su error y, que quiera afrontarlo en persona le parecía bien
Estaba ansioso y al mismo tiempo intrigado de cuándo iba a verlo para arreglar las cosas
¿Será que viene ahora?

Nah, no creo, son las 11:30, seguro que el pajero este ya está en su casa o con la otra todavía

¿Qué me irá a decir?

¿Valdrá la pena escucharlo?

¿Será joda?

¿Me lo habrá dicho por safar nomás?

-se pasó la hora preguntándose muchas cosas para si mismo, aunque trataba de mantener la calma y dejar que fluya-

Pasó menos de dos horas que ya alguien había tocado el timbre de su departamento

¿Quién poronga es ahora?

Estaba dudando de abrir, le daba paja y seguro que no era algo importante, pensó que era algún pibito haciendo ring raje o algo parecido
El ruido se repitió, esta vez un poco más duradero, insistiendo.

Tiago no pudo más con su genio e intriga; apagó su celular, quitó sus audífonos y suspiró, se levantó de la cama y caminó despacio hasta la puerta con cara de culo, frotándose los ojos; tenía una flojera inmensa

Abrió la puerta y se quedó paralizado por un momento al ver al otro chico parado en la puerta de su casa, agitado y empapado por el agua de la lluvia

Sintió algo raro en su pecho y estómago al verlo, le sorprendió el hecho de que Mauro haya venido a su casa, a pesar del mal clima y horario tardío.

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¿Qué hacés acá vos? -disimuló la emoción que tenía con un tono de voz y una expresión de indiferencia.

Sabés bien para qué estoy acá, no te hagas el gil ahora
Vos me rompiste los huevos de hablar sobre esto y, por eso vine hasta acá- respondió respirando agitado, corrió varios kilómetros sin parar para llegar al depa de su amigo lo más antes posible. Tenía que tener unas re ganas de hablar y arreglar las cosas para correr tanto hasta acá.

Tiago se hacía el duro y el de dudar para que, finalmente lo deje pasar a su departamento de una

le ofreció una toalla para que se seque el agua de la lluvia que lo empapaba

Se sentó junto a él en el sillón, tomó un vaso de agua y le dejó otro encima de la mesa; dió un sorbo al mismo, calmando sus nervios, lo dejó al lado del segundo vaso, dirigiendo su mirada al peliverde que aún seguía secando su cabello mientras miraba a la mesa.

¿Y, vas a decir algo? -Preguntó Tiago, presionandolo a hablar, estaba ansioso. Lit había dejado de secar su cabello para dejar la toalla en su regazo.

No sé por dónde empezar, es una banda lo que te quiero decir y sabés lo mucho que me cuesta expresarme, teneme paciencia loco. Aunque lo principal es que, quiero que sepás que estoy arrepentido de haberte tratado así, no fue la decisión correcta, lo reconozco, aparte que no ayudó en nada - dialogó el más bajo con determinado nerviosismo, tronando sus dedos en demostración de los mismos.

𝘓𝘈𝘚 𝘋𝘖𝘚 - 𝙡𝙞𝙩𝙞𝙖𝙜𝙤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora