Capítulo 9: Deseo

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19 septiembre 2022

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19 septiembre 2022

Ans Cribans

La puerta se estalló despertándome y luego corren las cortinas dejando entrar la luz solar.

—Te mato Luzma —murmuré aclarando la vista.

—Luzma no tiene las agallas para joderte la vida —habló Marcos. —¡Levántate!

Me palpitaba la cabeza producto de la borrachera de anoche. El querer alejarme de la bandida me estaba haciendo más daño, pero era justo y necesario.

—Levántate imbécil hay que trabajar.

No le contesté y me encaminé a la ducha.

Tenía una erección de días, sin embargo, cada mañana era peor. El agua fría caía sobre mi cuerpo, el cual no me ayudaba en nada.

¿Quién te mandó? —gruñí. Había estado con Aukai y aun así no me pudo satisfacer. Autosatisfacerme significaba darle rienda suelta a mi mente y eso no me servía si quería alejarme.

Todo era mi culpa por no aguantar la curiosidad y espiarla mientras bañaba. Aquella noche en las Bahamas solo fue el inicio de una tortura sin fin. Podría haber al menos intentado tocarla, pero no lo hice. No se veía bien. No quería lastimarla y simplemente me alejé y creé una barrera. No llamarla e intentar no pensarla era mejor.

No me di cuenta cuanto la quería hasta verla ayer en la oficina. Tenía un brillo distinto en sus ojos y una actitud diferente.

Marcos esperaba sentado al borde de la cama con un vaso en la mano.

—Tómate eso —me entregó el agua y unas pastillas. —Muévete que vamos tarde.

—¡No me jodas tan temprano!

—Todavía con ese humor, pero si te envié tu medicina ayer.

—¿Creíste que no me di cuenta imbécil? La mandaste a llevarme una carpeta de publicidad.

—Al menos hice lo que no tuviste los cojones de hacer. Eso de estar viendo su chat cada segundo y debatir si le escribes o no ya no está para ti. Entiendo que te casaste muy temprano y no quemaste tu etapa. Ya basta y tómate una jodida decisión eligiéndote a ti por encima de todos.

—¿Enserió? —me siguió al comedor donde Luzma nos sirvió el desayuno y traté de leer el periódico.

¿No te has dado cuenta que ella te hace bien? —continuó insistiendo.

—Creo que estás equivocado —tomé un sorbo de café. —Solo me está jodiendo la cabeza.

—Es la medicina para tus males. Dale la oportunidad a esa niña de curarte.

—No la quiero lastimar —aparté el periódico. —Entiende, es muy frágil y no quiero dañarla.

—Antes de tomar esa decisión, pregúntale que piensa.

KAILAY IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora