Me desperté como siempre, disponiéndome a seguir la misma rutina de todos los días.
Desde pequeña sabía lo mucho que me gustaba bailar, así que sin pensarlo más de una vez, a los cuatro años me apunté a danza. Me encantaba que mi profesora me pusiera un puntito verde en la mano cada vez que hacía bien un ejercicio. Ella, sin duda, era la que me motivaba a seguir haciendo lo que más me gustaba.
Me molestaba que la gente me dijera que eso era una bobería que solo consistía en hacer piruetas y mover un poco los brazos. Yo, en el fondo, sabía que eso no era cierto.
Por eso a los siete años me lo tomé todo un poco más enserio y empecé a esforzarse como nunca lo había hecho. Las clases cada vez eran más complicadas, pero a pesar de su dificultad nunca tiré la toalla.
Pasaron los años, concretamente cuatro cuando después de una actuación de Navidad me di cuenta que lo que realmente me gustaba hacer era bailar y entonces supe que había nacido para "hacer piruetas y mover un poco los brazos"
A día de hoy sé que ese es mi sueño, mi pasión y sin duda alguna lo que quiero hacer el día de mañana porque el Ballet no sólo es un arte, también es un modo de vivir, de expresar, de existir y sin lugar a dudas un estilo de vida.
ESTÁS LEYENDO
Un sueño por cumplir
Short StoryEs una pequeña novela que narra el sueño de una pequeña bailarina. ¿ Qué pasaría si les dijese que esa bailarina soy yo?