Para Fina, Marta de la Reina siempre ha sido alguien que ha admirado, desde chica siempre ha sentido algo especial por esta mujer, pero últimamente ha pasado a ser alguien tan importante para ella, que esa admiración se ha convertido en algo más, en amor. Y es que Fina podría decir que cada vez que ve a Doña Marta sonreír, sus piernas se flaquean, que cuando Doña Marta se acerca y la mira con esa sonrisa seductora, Fina no puede evitar enamorarse cada día más.
Esas miradas de coqueteo emocionan a Fina y es que con claridad ella puede decir que está enamorada de esta mujer, verla solo le confirma que a ella le gustan las mujeres, y ahorita le gusta Marta. Y es que al principio Doña Marta la ponía nerviosa, porque su belleza, su fuerza, su carácter, su mirada, la ponían a temblar, al grado de que se le olvide qué decir o cómo comportarse, pero conforme la va tratando y ve ese lado tierno y sonriente, le comprueba que ella no solo admira a Marta, sino que está perdidamente enamorada de ella.
Y cómo no estar enamorada de esa mujer que tiene una mirada tan profunda pero bella a la vez.
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Para Marta de la Reina, Fina siempre ha sido una chica sencilla, amable y sonriente, bella, pero hay un problema, cada que Fina la mira, Marta no puede evitar sentir algo más que amistad y es la primera vez que le pasa algo así, o al menos es la primera vez que admite que una mujer le atrae, pero es que no es cualquier mujer, es Fina, alguien con quien creció, alguien que siempre ha admirado en cierta manera, porque es más libre que ella, porque por el simple hecho de llevar el apellido "de la Reina" su vida ya estaba decidida.
Las miradas de Fina, la envuelven, la atrapan y la llevan a pensar en felicidad, en la verdadera felicidad y en el verdadero amor, porque nunca la habían mirado así, viendo su corazón y tocando su alma. Y es que con cada mirada, su coraza se cae cada día y por eso al principio se aleja, porque no comprende por qué una mujer la hace sentir así, débil, pero débil de amor, su carácter sale cada que Fina hace algo que la mueve por dentro, para proteger y para pretender que está enamorándose de ella. Pero en cada mirada, esa coraza se va cayendo y se reemplaza por una sonrisa, una sonrisa de amor.
Y cómo no enamorarse si esa mirada tierna y jovial la derrite.
