Capítulo 1.

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—¿Puedes parar?

—¿Parar de qué? —preguntó Luca confundido mientras seguía alisándose la camiseta con las manos frente al espejo.

Llevaba diez minutos en bucle.

—Vas a desgastar la camiseta como sigas así —se quejó Victoria mientras se colocaba frente al espejo para impedir que siguiera mirándose en él—. Relájate, Luca. Va a ir bien, ya verás.

Claro, era fácil decirlo cuando el fracaso no suponía caer en un pozo de ansiedad y frustración.

—Sí, amor —secundó Olivia con una sonrisa apacible, observándolo desde la cama—. Eres el mejor bailarín de la academia. No puede no ir bien.

Luca se obligó a relajarse y miró a sus mejores amigas con una pequeña sonrisa de disculpa. Habían ido a visitarlo antes de que se marchara a la academia.

—No quiero decepcionarme... Lo más probable es que no me den el solo —dijo con indiferencia aunque su garganta se apretó ante sus propias palabras.

—No lo sabrás hasta dentro de unas horas —Victoria suavizó el tono a pesar de que este era naturalmente duro—. Deja de martirizarte.

Luca asintió, colgándose la mochila y envolviéndolas en un pequeño abrazo. Victoria le dio unas suaves palmaditas en la cabeza y Olivia dejó unos cuantos besos en su mejilla.

—Vamos a recogerte cuando salgas —Olivia le recordó con una sonrisa—. Y si estás triste, siempre podemos atiborrarnos de patatas fritas y bolitas de queso.

🦢

Luca sólo necesitó poner un pie dentro de Star Academy para que una gran sonrisa se abriera paso en sus labios.

Ese día tendría lugar la reunión del recital que la academia realizaba cada año como broche de oro del curso académico. Era un escaparate perfecto para los alumnos y sólo Dios sabe todo lo que Luca había rezado por conseguir el baile individual de ese año.

Sabía que las posibilidades de obtenerlo no eran muchas. Estaba en tercero y los solos solían destinarse a alumnos que cursaran, como mínimo, quinto. Era consciente de ello, pero aún así no conseguía disipar el pequeño atisbo de ilusión que florecía en su pecho.

Al llegar al salón de actos, vio que muchos alumnos ya estaban por ahí repartidos en pequeños grupos, así que tomó asiento en el lugar más apartado que encontró. Desde que Victoria dejó de asistir a clase a causa de una lesión muscular, su grupo de amigos se había reducido a cero.

Unos minutos más tarde, la directora subió al pequeño escenario y el murmullo que llenaba la habitación se detuvo instantáneamente. Se aseguró de que el micrófono funcionaba antes de empezar a hablar.

—Queridos alumnos y alumnas, estamos aquí un año más para conmemorar nuestro amor por la danza y mostrárselo al mundo. Estoy plenamente orgullosa de vosotros y vuestro esfuerzo; es un reflejo de todo aquello que queremos transmitir. Como todos sabéis, hoy estamos aquí para informar acerca de los bailes grupales y adjudicar el baile individual y... ¡Bueno! Una novedad para vosotros y los espectadores; este año la directiva ha decidido incorporar un dúo en el repertorio del recital.

Algo se removió en el estómago de Luca, sintiendo su corazón acelerarse; como si ese dúo ya hubiese sido asignado a él sin palabras. Se obligó a respirar profundamente e intentó encontrar algo de calma en su interior, pero los nervios seguían retorciendo su estómago.

Las canciones grupales fueron anunciadas y todo el mundo parecía satisfecho con ellas. Cuando llegó el momento del baile individual, Luca aguantó la respiración, apretando la tela de algodón de la sudadera blanca que llevaba entre sus dedos.

Cisne.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora