Rindou Haitani, un hombre de buena posición económica, el y su hermano mayor, Ran, gobernaban Roppogni, eran los más peligrosos allí y nadie se metía con ellos. A Rindou le gustaba frecuentar sitios... Para adultos. Una noche, habían salido de traba...
— Traeré dinero a casa, lo prometo. —Su voz era tan dulce, casi tanto como su corazón, aquel chico de ojos zarco estaba decido a que conseguiría el dinero suficiente para ellos, no le importaba lo que tuviera que hacer para lograr lo.
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Narrador protagonista — Rindou Haitani
V
aya día de mierda, se supone que yo soy el que hace el trabajo divertido, ¡pero no! Ran quería hacer lo, "yo puedo hacer lo mejor" ajá, nadie es mejor que yo en las torturas, el no sabe romper huesos como yo. Por su culpa estuve metido todo el día en una maldita oficina, ayudando a Kokonoi a organizar algunos papeles de cuentas, Dios, realmente no tolero a ese sujeto, es un nerd aburrido pero a la vez arrogante, clasista, obsesivo y dramático, ¡Se quejo porque le dieron un café de cafetería normal y no importado! Cómo sea, ya pasó, ya estoy fuera, iré a un club a divertirme, ojalá encuentre un buen juguete.
El chófer conducía por Roppogni, pasando por muchos clubs bastante llamativos, pero se detuvo en uno que tenía un cartel el Italiano, tenía una arquitectura interesante, muy europea, además las letras en elegante caligrafía cursiva, no soy hablante de italiano, nunca me importo aprender ese idioma, yo solo sabia mi lengua natal (japonés), inglés, algo de ruso y francés. Saque mi celular y tome una fotografía de aquel cartel, puse la imagen en una app de traductor, la traducción era:Diversión ilimitada. Chicas y chicos sexys (Divertimento illimitato. Ragazze e ragazzi sexy). Eso me interesaba, además, ya fui a todos los demás lugares, debía probar uno nuevo.
Al entrar, lo primero que note era la iluminación, estaba lograda por unos hermosos candelabros en el techo, se veía que su estética era antigua, hasta la mujer que me atendió vestía como de otra época más antigua a esta, ni idea cuál, nunca me fijo en eso. Ella me dió una carta con los servicios del lugar, había de todo: Comida, bailarinas exoticas en publico o privado, masajes, citas, habitaciones de sexo, algunas incluían elementos para todo tipo de fetiches, tambien habian caricias, mamadas, bebidas, algunas drogas... Y más cosas, pero realmente solo me interesaba una, la cita sexual, ya que me gustaba también conocer un poco a quienes iba a follar.
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