ONE

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Todo había pensado tan rápido, y ahora se encontraba en Tokyo, justo frente a la preparatoria Nekoma. A paso lento e inseguro se adentro dentro de la edificaciones junto a su madre, los pasillos ya se encontraban vacíos, algo que de cierta manera relajaba al más pequeño.

— Tranquilo mi pequeño.

Le dijo su madre con dulzura al verlo tan tenso.

— Si ya lo se mamá, gracias.

Le respondió con un poco de desgana pero con una leve sonrisa.

Sin darse cuenta habían llegado a su destino, la oficina del director. La madre de Shōyō dio leves toquecitos en la puerta hasta que una voz desde adentro grito un simple "pase".

— Oh, señora Hinata, la estaba esperando.

— Muchas gracias por recibir a mi hijo señor director.

Dijo la mujer con gratitud.

— No hay problema señora, supongo que viene a hacer lo último del papeleo de transferencia, ¿No es así?

— Así es, ¿si no es mucha molestia podría hacerlo de una vez?

— Adelante.

Tras entregarle una carpeta con varias hojas dentro, la mujer empezó a llenar las últimas hojas hasta terminar. Al terminar la mujer se retiro a su trabajo y Shōyō fue guiado por el director a la que sería de hoy en adelante su nuevo salón en lo que quedaba del año. El hombre tocó la puerta del aula de clases que tras unos minutos fue abierta por un profesor.

— Profesor Kenji, aquí le dejo al nuevo alumno.

— Bien gracias, si gusta puede retirarse.

Dijo amablemente el señor de mediana edad a lo que el director se retiro a su oficina. Shōyō se quedó ahí, esperando a que el profesor le indicará entrar.

— Bien, Hinata Shōyō no?

El peli naranja solo asíntio.

— Cuando entres te presentas ¿vale?. Tranquilo, todos tienen nervios el primer día.

— Vale, gracias.

El profesor fue el primero en entrar al salón, y justo detrás de el entró Shōyō quien se posicionó al frente de la clase para presentarse, los nervios fueron de mal en peor.

— Mucho gusto, mi n-nombre es Hinata Shōyō, espero llevarnos b-bien.

Dijo con visibles nervios en la voz, los demás jóvenes aplaudieron y el profesor le ordeno sentarse en cualquier sitio libre que hubiese en el salón. Los minutos pasaron con Hinata en uno de los lugares que se encontraban al final de la clase, pues eran los únicos que estaban libres en ese momento.

— Psss... Psss.

Un joven de cabellos negros y ojos de un tono verdoso trataba de llamar su atención, tan pronto Hinata volteo a verlo, este le extendió un papelito con algo escrito dentro rápidamente tomó el papel y lo oculto, no queria ser regañado el primer día.

[Es un gusto Hinata, yo soy Ito Tatsuya. Espero podamos ser amigos ;D]

Tras leer el contenido del papelito se acerco un poco al sitio de Tatsuya que justo se encontraba adelante del suyo, y susurro un "gracias" regalándole una sonrisa recibiendo una sonrisa por su parte.

Los minutos transcurrían con una lentitud casi torturosa hasta que finalmente el sonido de la gloriosa campana los rescató de la clase de geografía. Al sonar la campana, gran parte de los alumnos de su salón lo bombardearon con preguntas que rápidamente fueron contestadas por el peli naranja, tras unos minutos logro ganar una gran cantidad de amigos, algo que no le sorprendia mucho, no era por presumir pero era alguien muy sociable y agradable según sus conocidos.

— Hinata, ¿quieres ir conmigo a la cafetería?

Le pregunto Tatsuya.

— Claro, por cierto puedes llamarme por mi nombre, no hay problema.

— Gracias, tú también puedes llamarme por mi nombre ya que estamos.

— Me parece bien.

Respondió el más bajito con una sonrisa mientras salían del salón. El tiempo de descanso era un poco más largo en Nekoma que en Karasuno por lo que tenía más tiempo para comer.

— ¿Y de que prepa te transferiste?

— Karasuno.

— Oh vaya. Si he oído hablar de ellos,ñ por la batalla del basurero, creo que queda en la prefectura de Miyagi ¿No es así?

— Sip, estás en lo correcto.

— ¿Que clase de deporte practicaste allí?

— Voley ball, es mi deporte favorito.

Respondió el peli naranja con entusiasmo.

— ¿Y tuviste una batalla del basurero?

— Si, pero solo fue una práctica.

— Oh ya veo. Cambiando de tema, ¿Piensas volver al voley en aquí?

— Por supuesto, claro si se puede. Mañana iré al club para ver si me puedo unir, por hoy solo quiero conocer la preparatoria y alistar todo para no tener problemas en mis estudios.

— Vaya, debe ser un poco difícil ser el nuevo.

— Sólo un poco.

— Yo estaría en crisis, siento que estaría muy asustado sin conocer a nadie.

Dijo de manera exagerada sacándole una dulce carcajada al menor, Tatsuya miro con dulzura al más pequeño mientras le revolvía el cabello, ese cabello tan desordenado y de aspecto tan salvaje, pero a la vez tan suave y lindo, se veia que lo tenia bien cuidado.

Sin darse cuenta ambos jóvenes habían llegado a la cafetería, una cafetería muy concurrida a decir verdad, muchos alumnos se paseaban buscando un lugar para sentarse con sus amigos a conversar mientras degustaban su comida, otros preferían ir al aire libre para comer y ellos no fueron la excepción, al recibir su comida salieron al patio qué tenía unas bancas de madera, muy lindas a decir verdad.

— Quieres?

Pregunto el pelinegro, el menor asintió en respuesta.

— Abre la boquita.

Dijo en tono juqueton mientras tomaba un poco de comida en los palillos.

— Puedo hacerlo solo.

Dijo mientras reía levemente. Al ver que el contrario acercaba los palillos decidió seguirle el juego y cumplir su capricho, recibiendo la comida en la boca como un niño pequeño que era alimentado por su madre, comida que por cierto estaba un tanto picante pero deliciosa de todos modos.

— Mmmm... Que delicia

Decía el menor aún con la boca llena  y con brillos en los ojitos sacándole así una carcajada al contrario.

— Gracias, pero no hagas eso o te podrias atragantar.

— Perdon.

Dijo un poco apenado. Y así se pasaron el descanso, entre charlas y risas hasta que la campana les indico que el descanso habia acabado y tenían que volver a sus celdas de tortura diaria.

No le había ido tan mal como pensaba, cuando sus padres le dijeron que se mudarían y que lo trasladarian a Nekoma entro en desesperación, pero no dijo nada, no podía hacer un berrinche como un niño inmaduro. La idea de mudarse le parecía aterradora y no pudo evitar sentise triste por dejar a sus amigos atrás, pero sus padres se veían tan felices con la idea de una vida con más oportunidades y mejor economía que simplemente no podía negarse y ser un completo egoísta cuando ellos se habían esforzado tanto por criarlo a él y a su hermana menor.

Al principio le resultó aterrador y los nervios parecían comérselo vivo, pero con el pasar de las horas todo aquello se esfumó como polvo, le había ido muy bien a decir verdad, ya tenía unos cuantos amigos y le habia caído bien a los profesores, todo estaba marchando bien, demasiado bien.


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~ 𝕻𝖆𝖘𝖆𝖗𝖊𝖑𝖆 𝖌𝖆𝖙𝖚𝖓𝖆 ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora