𝐌𝐞𝐫𝐚𝐤𝐢 || Criminal Minds x Law and Order

𝟶𝟷𝚡𝟶𝟸

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¡¿You?!
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— ¡Espere, no, no, no!

Corro más deprisa hacia el ascensor, y sonrío agradecida a la persona que puso su brazo en las puertas evitando que se cerrasen.

— Gracias....— Digo agitada al hombre dentro, y este mueve su mano restándole importancia.

— Descuida.— Sonríe.— Se lo que se siente, ¿temor de llegar tarde?

— Algo así...— Sonrío apenada.— Bueno, no quiero dar una primera mala impresión.

— Entiendo.

Asiente con una leve sonrisa dejando ahí la pequeña conversación, pero un temor y ansiedad se apodera en mí pecho.

Dios, parezco niña de cinco años.

— Disculpa, ¿sabes donde está la oficina del agente Hotcher?

Veo cómo el hombre parpadea, pero asiente con una leve sonrisa.

— Es ahí donde me dirijo.— Dice el hombre y alzo mis cejas.— Bueno, no ha su oficina, pero cerca.

Sonrío, y el hombre me extiende su mano.

— Agente Derek Morgan.— Tomo gustosa su mano.

— Detective Olivia Stabler.— Digo, y el hombre alza leve sus cejas.

— ¿Detective?.— Asiento mientras suelto su
mano.— Luce...muy joven, sin ofender.

— Me lo dicen seguido, descuide.— Sonríe, pero al segundo frunce su ceño.— ¿Sucede algo?

— No, para nada.

Niega inmediatamente y entrecierro mis ojos analizándolo; tiene la mirada curiosa, pero tiene temor al preguntar y cómo vaya a reaccionar, se ve que es un hombre amable y carismático, pero tiene su carácter.

Me cae bien.

Las puertas del ascensor se abren y el agente me sede el pase, sonrío amablemente antes de comenzar a caminar y adentrarnos a una gran habitación con escritorios.

Caballeroso y educado, bien.

— Sígame, por favor.— Habla Morgan sacándome de mi burbuja y asiento.— El agente Hotcher se encuentra detrás de esta puerta.

— Gracias.— Sonrío agradecida.— Y, también por salvarme a que las puertas del ascensor no se cerrarán.

— No debe por que darlas, suerte ahí adentro.

Dice sonriente antes de irse, y doy un largo suspiro antes de girarme a la puerta de la oficina y dar tres sutiles toques.

— Adelante.— Escucho desde adentro, y suspiro antes de abrir.

Dios, que porte.

Veo cómo el hombre detrás del escritorio se levanta de su silla, y sonrío leve al momento en que me hace una seña invitándome a pasar.