Gonzalo es un chico que le encanta defender a todo aquel que sufra acoso por parte de alumnos de su colegio.
Lo llaman "El angel"
El angel que llega a salvarlo de los bullys.
Y claramente este chico totalmente heterosexual se enamoró de la chica más...
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Feo.
Feo.
Feo.
Feo.
Recordaba esas palabras como si fuera el día de ayer. Aprieto sus puños, quería olvidar todo eso que paso.
Fea.
Fea.
Fea.
Cree que ya sabe por qué lo recuerda.
Levantó su vista y miró de reojo a dos chicos que molestaban a una dama, él no permitirá eso.
Se levantó haciendo ruido, logrando que todos lo vean fijamente. Lo ignoraron olímpicamente volviendo a lo suyo.
Río.
-Déjenla.
Los chicos miraron al azabache para luego reír.
-¿Y qué nos harás?
Un grito y el azabache tomando una silla dispuesto a golpear a esos chicos se hizo presente.
Así es, él es Ari Gonzalo Coronel, un chico nombrado "El ángel" salva a todo aquel que sea atacado por personas malas.
-¡Tómala maldito!
Y claramente que cada cosa tiene sus consecuencias.
-¿Otra vez Ari Gonzalo?
Así es, es la décima octava vez que Gonzalo vuelve a rectoría, viendo al rector que no soportaba ver más a ese alumno, lamentablemente no puede hacer nada.
-Ese criminal, se atrevió a tocar a mi angelito de melocotón.- La madre del otro chico comenzó a tocar las mejillas del niño mientras él se quejaba.
-Bueno, Gonzalo tiene ataques de ira, dijimos, no se metan con él, algo que decir ¿Gabriel?
-¡Yo no me meto con él! Él me atacó cuando estaba diciéndole fea al nuevo-
Exacto mis lectores, Gabriel la cago solo.
-Je, mejor volvamos al salón...
-Grabriel, no vuelves hasta traer 10 planas pidiendo sinceras disculpas a tu compañero, con tus palabras.- A punto con el lápiz al chico.- Por delante y por detrás de la hoja.- Un quejido se escuchó por parte del chico.- Gonzalo ¿Tomaste tus pastillas?
-No señor.
Por suerte era sincero.
-Regresa el lunes y recuerda tomar tus pastillas, se pueden ir.
Observó cómo las madres y sus alumnos se iban, haciendo que suspire por lo ocurrido.
-¿Por qué me pasa esto a mí?
Gonzalo iba con la cabeza levantada, no le importa nada, defendió otra alma que era intimidada.
Hasta que un golpe en su cabeza llegó.
-¿Qué te pasa niño?- Su madre lo miraba como un tigre.- Otra más, dios, cuando entenderás que no eres un superhéroe, ya verás en la casa.- levantó su mano asustando al azabache, quien se cubrió en autodefensa.
-Perdón mami.
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