Abrazame fuerte mientras me ahogo

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Aquel juguete no es retirado. Hyunjin besa su cuello y acomoda su ropa antes de alejarse e irse de la habitación sin decir nada. Se siente ultrajado y usado en términos inconcebibles pero a su vez, su cuerpo se siente flexible y relajado permitiéndole caer en la bruma del sueño otra vez.

Está cansado y adolorido por los días anteriores pero este juego parece aplacar todo recuerdo sobre ello. Es extraña la forma en que funciona la mente de Hyunjin, no lo entiende, ¿Por qué tomarse tantas molestias con él? ¿Que es lo que intenta y porque teme que esté funcionando?

No importa la respuesta porque ahora se a vuelto a dormir.

Se despierta agitado tras una pesadilla. En esta, había logrado enojar a Hyunjin y lo había devuelto al sótano y esta vez, ni siquiera ese colchón viejo y sucio había estado ahí. Solo él tirado y amarrado al suelo frío y húmedo.

Cuando creyó que moriría, despertó.

Seguía en esa habitación, en la bonita. En la cómoda y de colores y olores agradables. Estaba tan agradecido y feliz. Muy feliz.

Está tan feliz de poder acurrucarse en esa cama.

Pronto Hyunjin vuelve a la habitación. No sabe después de cuánto tiempo. Lleva un pantalón negro de vestir y una camisa de seda también negra, los primeros botones están abiertos y puede ver un poco de su fuerte clavícula. Su cabello está peinado de manera desordenado y caen algunos mechones sobre su frente. 

—Te gustan las cosas dulces, ¿no? —realmente no es una pregunta. Hyunjin lo conoce. Sabe cada paso que ha dado en los últimos seis meses así que solo le queda asentir queriendo creer que no puede ser nada malo la cajita blanca en sus manos. —Te traje un obsequio, angel. Te lo mereces por ser tan bueno, has sido una cosita muy obediente estos últimos días y estoy orgulloso de ti. —se estremece por sus palabras.

Sus manos tiemblan cuando acepta aquella cajita. Hyunjin le sonríe pero realmente no es amable. Ni considerado. Solo parece un depredador a punto de cazar, ¿Es esto una prueba más? Por supuesto que lo es.

—Gracias. —susurra apenas forzándose a ser amable como ya aprendió que debe ser.

La cajita blanca es pesada en sus manos, no sabe porque. Hay dos razones. El miedo por su contenido la hace más pesada de lo que es o realmente su cuerpo es tan débil ahora. No importa cuál de las dos sea la razón real.

—Ábrelo, angel. Prometo que te gustará. —dijo y acarició su cabello, echando algunos mechones tras su oreja y se inclinó a dar un beso en su frente.

Lo abre con cuidado temiendo dañarla o equivocarse. Pero nada de eso pasa. Y la verdad, es que está sorprendido y descolocado por su contenido.

Es un pequeño pastel de chocolate.

Parpadea confundido y mira del postre a su captor y este ya lo mira con una sonrisita en su rostro. Parece satisfecho con su reacción.

—El chocolate es tu favorito. —señaló. —Y puedes comerlo todo, solo por esta vez. No quiero que enfermes al comer tantos dulces.

Su boca se secó.

En verdad olía bien pero esto parecía una trampa, ¿Por qué era tan amable con él? ¿Que había detrás de esto? Negó. Si se portaba bien, Hyunjin lo trataba bien y hasta ahora se había portado muy bien, así que, esto era bueno.

—Gracias. —susurró a su pesar. Aunque lo detestara debía ser agradecido. Temía arruinarlo. Dudoso señaló la cucharita de plástico. —¿Puedo...? —ya se había hecho costumbre que no lo dejara comer por sí mismo.

Los ojos de Hyunjin chispearon satisfechos.

—Claro que puedes, Innie.

Sus manos tiemblan por el esfuerzo. Sus muñecas aún siguen vendadas y ciertamente a perdido fuerza en estas debido a los últimos días de reposo total. Hyunjin no le deja hacer nada. Y la piel ahora irritada se tensa ante cada mínimo movimiento. Le cuesta más de lo que debería tomar un trozo del pastel y con duda lo lleva a su boca bajo la atenta mirada del hombre.

Temo que me estoy acostumbrando a que me abraces | Hyunin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora