Te presento a mi conejito 🐇💖

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El pequeño Lan Zhan estaba lleno de emoción este fin de semana, ya que su amiguito de la primaria vendría a visitarlo. Su mami le había dicho que podía invitarlo todos los fines de semana que quisiera, siempre y cuando mantuviera su cuarto ordenado, lavara los platos y ayudara en la preparación de la comida. Aunque Lan Zhan ya solía hacer estas tareas, ahora las veía como un nuevo desafío. Limpiaba con más entusiasmo y estaba decidido a preparar más comida de la que su pequeña pancita podría aguantar. 

Este día no podía ser más perfecto. Todo a su alrededor lucía bonito y perfecto. Lan Zhan limpió sus zapatitos dos veces, practicó de nuevo cómo atarse las agujetas, y organizó todos sus juguetes en su cajón especial. Estaba ansioso por jugar con ellos después de la comida, especialmente porque su papá iba a ser el chef esta vez. 

A Lan Zhan le encantaba cuando su papá cocinaba para la familia. Su hermano mayor, Lan Xichen, siempre se ocupaba de poner la mesa, aunque a Lan Zhan aún le costaba alcanzar los platos en el almacén.

El timbre de la puerta interrumpió los pensamientos del pequeño Lan Zhan. Con rapidez, corrió hacia donde su mamá estaba horneando galletitas y tomó suavemente el borde del delantal de su madre.

—Madre... alguien está tocando la puerta, creo que es Wei Ying. — Mencionó lleno de energía. Su madre le dedicó una sonrisa y acarició el cabello de su hijo. 

— A-Zhan ve a buscar las llaves, iré en unos segundos. —  La madre de Lan Zhan observó con cariño cómo su hijo salía corriendo en busca de las llaves. 

En cuestión de segundos, Lan Zhan encontró las llaves junto a una mesita cerca de la puerta. Se las entregó rápidamente a su mamá, quien ya estaba en la puerta esperando. Al abrir la puerta, Lan Zhan fue el primero en asomarse y su corazón se llenó de alegría al ver a su amigo Wei Ying en brazos de su mamá. No lo admitiría en voz alta, pero le encantaba el broche de conejitos que Wei Ying llevaba en el cabello.

Wei Ying le había contado que su mamá le ponía esos broches para mantener el flequillo lejos de sus ojitos, especialmente cuando estaba ocupado jugando. Lan Zhan notaba lo mucho que su amigo estaba creciendo y cómo esos detalles hacían que se preocupara por él aún más.

Era la primera vez que Wei Ying visitaba la casa de Lan Zhan, y ambos niños estaban visiblemente emocionados. La madre de Lan Zhan fue la primera en saludar a la madre de Wei Ying, quien tenía la misma sonrisa radiante que su hijo.

En ese momento, Lan Zhan se dio cuenta de lo pequeño que era en comparación con Wei Ying. Aunque Wei Ying siempre había sido un poco más bajo que él por unos centímetros, ahora parecía haber crecido mucho. Lan Zhan agitó su mano en un saludo mientras Wei Ying estaba en brazos de su mamá.

La madre de Lan Zhan notó la mirada intensa de su hijo hacia Wei Ying y lo abrazó cariñosamente.

— Mi querido A-Zhan ha estado creciendo mucho. ¿Y cómo va tu pequeño Wei Ying? ¡Se ve muy grande y saludable! —comentó la madre de Lan Zhan con una sonrisa.

La otra mamá respondió con una risa:

— Oh, Wei Ying siempre está comiendo y saltando por todas partes. Estoy segura de que esa energía lo dejará dormido en cualquier lugar. Una vez casi se pierde en el parque... ¡es todo un terremoto! —

Lan Zhan siempre disfrutaba escuchar la cálida voz de su madre, y también adoraba cuando Wei Ying le contaba lo mucho que disfrutaba jugar con sus Legos en casa.

Después de unos minutos, todos estaban dentro de la casa disfrutando de las deliciosas galletas hechas por la madre de Lan Zhan. Wei Ying había comido muchas galletas en poco tiempo, lo cual preocupó a su amigo.

Con las pancitas llenas, decidieron ir al cuarto de Lan Zhan mientras sus madres conversaban. Lan Zhan se sorprendió cuando Wei Ying tomó su manita. Wei Ying le explicó que su mamá siempre le decía que hiciera eso cuando estaba explorando para no perderse... Eso era tan adorable pensó Lan Zhan.

Una vez en el cuarto de Lan Zhan, Wei Ying saltaba por todas partes, llenando la habitación de Lan Zhan con risas contagiosas. Con el tiempo, el pequeño Wei Ying terminó exhausto en el suelo, mirando el techo adornado con estrellas por Lan Zhan.

El pequeño Lan se acercó con una pequeña toalla para la cara, se la acercó a Wei Ying y la dejó en sus manitas. 
 

— Toma... estás sudando mucho y la casa es algo fría,  no quiero que Wei Ying se enferme. Lan Zhan miró como su amiguito tomaba con mucha felicidad la toalla, aunque no se movió del suelo y siguió mirando el techo. 

— Lan Zhan, ¿tienes un poco de agua mojada? Estoy muy cansado... El pequeño Wei miró a su amigo el cual asentía con suavidad, rápidamente Lan Zhan movió sus pequeñas piernitas hasta la cocina en búsqueda de un poco de agua.  

En unos cuantos minutos más volvió con un vasito de plástico lleno de agua, se lo entregó a Wei Ying el cual había vuelto a curiosear por todas sus cosas. 

— ¡Lan Zhan! Tienes un conejito de peluche, ¿puedo abrazarlo? ¡¡Se ve tan suave!! Le dio una gran sonrisa mientras miraba con brillantina en sus ojitos al peluchito de conejito. 

Lan Zhan no dudó ni un segundo. Dejó el vaso en el suelo y tomó el conejito con cuidado, acercándoselo a su amigo.

El pequeño Wei recibió con alegría al conejito y se sentó en el suelo. Con entusiasmo, retiró el broche de conejito de su propio cabello y se lo colocó en la orejita del conejito. Ahora el conejito blanco lucía un adorable brochecito negro.


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⏰ Última actualización: May 04, 2024 ⏰

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