Prólogo

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Nadie la creía pero siguió sus pensamientos, porque ella confiaba en sí misma y en él.

Owen miller. Un niño agradable, tranquilo y risueño de cabello como el mismísimo oro, sus ojos avellana que cautivaron a la chica que embelesaba al pequeño de 6 años cuando vio a Leah bruce por primera vez. Soñadora, inocente y energética, con ese cabello rojizo tan intenso como el cielo en el atardecer, con esos ojos azules como el amar. Y esas pecas que tanto le gustaban a él mientras que ellas las detestaba.

Crecieron y seguían gustándose, al parecer no era cosa de críos, era más que obvio. Los dos entraban en una especie de trance cuando se miraban. Como si todo el alrededor se congelase. Solo existían ellos, Owen y Leah. Estaban destinados desde que se vieron por primera vez.

Realmente eran perfectos. ¿Que fue lo que pasó? ¿Porque terminó todo?

Ellos Pasaban la mayoría del tiempo libre juntos. Estudiaban en el mismo instituto, y aunque no tenían una vida fácil ellos dos seguían adelante porque se tenían uno al otro. Las amistades de cada uno también ayudaban, pero generalmente lo que si era un gran apoyo era que se tenían ellos mismos, que podían ser tal y como eran sin tener miedo a ser juzgados por la gente. Planeaban una vida juntos. No obstante, un mensaje arruinó todos esos planes que tenían.

Todo tiene su final, pero ¿ellos se lo merecían?

¿Leah merecía ese final con él?

Verás, te contaré esa la historia...

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