Llanto agudo

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Toto suspiró mientras se colocaba bien la bolsa sobre su hombro y caminaba de regreso a la estación de policía donde trabajaba.

—Es extraño que Ron no me haya llamado para preguntarme por un posible misteriose dijo el Ishhiki, pero rápidamente cerró la boca, por si acaso por culpa de ese comentario ahora el Kamonohashi lo llamaba.

Un llanto infantil hizo que saliera de sus cavilaciones, por lo que agudizó el oído para saber de dónde venía dicho llanto. Unos pasos más allá, en el cruce entre dos calles, se encontraba una niña pequeña, que lloraba desconsoladamente, sentada en las escaleras de salida de un portal, mientras varios adultos pasaban a su lado y no se paraban a preguntarle qué le ocurría.

Sin embargo, Toto se aproximó a la niña y le preguntó con un tono suave:

—¿Te encuentras bien, pequeña? ¿Te has perdido?—la niña rápidamente alzó la cabeza y se apartó, asustada, por lo que el detective agitó las manos y esbozó una sonrisa que pretendía mostrar simpatía—. ¡N-No te asustes! ¡Soy un detective de la policía, y me ha parecido ver a una niña sola en la calle mientras lloraba, así que me he acercado!

La pequeña miró de nuevo al hombre frente a ella y logró atisbar entre los pliegues de éste la insignia que daba a entender que la afirmación de Toto era verdadera.

—M-Me he perdido—musitó la niña entre hipidos.

—Ah, pobrecita—Toto se arrodilló a su lado y esbozó una sonrisa más tranquila—. Soy Ishhiki, de nombre Totomaru; te ayudaré en lo que necesites.

—Yo soy Charlotte, de apellido Wilson—respondió la niña, un poco más tranquila.

Toto asintió y observó los rasgos físicos de la niña con más detenimiento:la pequeña tenía el cabello rubio trigueño, y unos grandes ojos color rubí. Sus mejillas eran redondeadas y sonrosadas, y ahora húmedas por los restos de lágrimas. Charlotte vestía un vestido del mismo color que sus ojos, y calzaba unos leotardos blancos y zapatos en conjunto con el vestido. Pensó que, tanto por su color de pelo como por la forma en la que se había presentado, la niña no sería nacida en Japón, o por lo menos, no criada al estilo japonés, aunque debía decir que la niña tenía un gran manejo del idioma.

—Bien, Charlotte, acompáñame; la estación de policía en la que trabajo no está muy lejos, y allí podré ayudarte mejor.

La niña extendió su mano hacia el detective de de forma titubeante, pero se sintió reconfortada al sentir el pequeño apretón en su mano que Toto le ofreció.

*

Charlotte balanceaba sus piernas mientras esperaba en una silla, situada fuera del despacho de Amamiya, la superior de Toto.

La niña escuchó unos gritos de la mujer, y después, la voz nerviosa de su subordinado. La pequeña suspiró, puesto que escuchó a Amamiya decir que sus subordinados tenían ocupaciones más importantes que ocuparse de una niña perdida. Sin embargo, añadió que si tanto quería, que lo hiciera él o que la dejara en el departamento de niños perdidos.

Pronto, Charlotte vio cómo la puerta del despacho se abría y cómo Toto salía de éste con una mueca en sus labios.

—Ah, Charlotte—el adulto se acercó a la niña, con una tabla con un papel sujeto a ésta—. Lamento haberte hecho esperar. Venga, empecemos.

—Si soy una molestia, no hace falta que me ayudes. Puedes hacer como el resto de personas que han pasado de largo en la calle—dijo la niña con total sinceridad mientras miraba al adulto—. No quiero causarte problemas con tu jefa.

—No te preocupes por Amamiya-senpai—Toto se arrodilló para quedarse a la altura de Charlotte—. Para mí, es más importante ayudar a un niño extraviado que resolver un asesinato, ¿entiendes? Por mucho que Ron me pueda rechistar—musitó el Isshiki antes de tomar un boli y comenzar a apuntar los datos de la niña en la hoja de la tabla—. A ver, nombre y apellidos: "Charlotte Wilson". ¿Edad?—preguntó.

A lost child in the streets [Toto & Charlotte ft. Sherlock, William & Ron]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora