1- Él

3 1 0
                                    

En este preciso momento de mi vida estoy sentada en la sala de mi casa reflexionando el como eh llegado hasta aquí, en como en menos de 6 meses mi vida se fue al caño, como de estar plenamente feliz, disfrutando de mi vida pase a estar en una depresión silenciosa.

Todo comenzó a inicios de año con una personita llamada Luis. Un amigo algo bajito, de cabello negro siempre peinado con gel, rellenito y unos ojos que alguna vez considere lindos. Una persona que se veía normal e incluso atractiva hasta cierto punto. Qué gran error. Si te topas con un Luis, corre. Es una etapa que recomiendo saltarte.
Luis fue mi primer amigo al iniciar la preparatoria, y rápidamente le tomé un cariño especial. Durante el segundo semestre empezó a llamar mi atención, pero nunca pasó de ahí. Él nunca supo nada y seguimos siendo amigos. En ese semestre, me enteré por un amigo que a Luis le gustaba Fátima, nuestra maestra de matemáticas.

"Luis jura y perjura haber olvidado a Fátima, pero nadie le cree", decían mis amigos burlándose.

Se podría decir que en mi cuarto semestre fue cuando inició mi tan esperado "romance adolescente". Me cambiaron de salón, y aunque me habían dicho que Fátima no le daría clases a mi grupo, Luis aún tenía la esperanza de que fuera su maestra. Nunca olvidaré la decepción en su rostro cuando no la vio. Como si su pequeño corazón se hubiera hecho trizas en mil pedazos.

Con el tiempo, Luis se acercó más a mí y despertó mi interés nuevamente. Un día lo noté extrañamente ansioso y, como suelo hacer, insistí en saber qué le sucedía. (MAAAL, SI UN HOMBRE NO QUIERE DECIRTE QUE TIENE Y A TI NO TE INTERESA ESE HOMBRE NO INSISTAS HERMANAAA)

"¿Qué tienes? Dímelo", lo apremiaba.
"Me gustas", soltó finalmente avergonzado.
"A mí también", confesé, iniciando así nuestra pequeña aventura como "quedantes".

Las cosas iban "bien", o tan bien como podían ir cuando sólo nos comportábamos como pareja por mensaje. Frente a otros seguíamos aparentando ser amigos porque al niño le daba pena demostrar afecto en público. Nunca salíamos solos y la verdad estaba bien así, me daba pánico la idea, no sabría de qué hablar con él a solas. Los días pasaban sin cambios, cada vez me sentía más apática con Luis.

Recuerdo muy bien aquel 15 de febrero, esperaba a Luis después de clases. Mientras tanto, jugaba cartas con un amigo, Al. Nos corrieron del salón, así que fuimos a las bancas a jugar conquián. Antes de iniciar una partida, Al saludó a un chavo sentado en la esquina de la banca: "Lucas, ¿quieres jugar?". Volteé a ver al tal Lucas: alto, lindo, tez morena, con una maleta grande. En cuanto vio a mi amigo, sonrió. Qué hermosa sonrisa tenía.

"Va, pero sólo un juego porque ya me voy", aceptó con esa sonrisa perpetua.

Entre partida y partida, Lucas no paraba de hacerme preguntas capciosas y directas:

"¿Cómo te llamas? ¿Estás en el mismo salón que Al?"
"Faina, y no, no estoy en su salón", mentí descaradamente mientras sonreía, pensando que lo engañaba a la perfección.
"Al, ¿está en tu salón?", preguntó Lucas volteando a ver a Al entrecerrando los ojos burlonamente.

Inmediatamente volteo para ver a Al para que diga que no, esperando, por primera vez que su minúsculo cerebro de hombre captara la indirecta.

"A mí no me metan en sus cosas", respondió Al alzando las manos.
"Bien, lo tomaré como un sí. Supongo que eres de gastro también", volvió a cuestionar con su bonita sonrisa.
"Si, ¿y tú? ¿De qué técnica eres?", pregunté desesperada por obtener información sobre él.
"No lo sé, ¿de qué técnica me veo?", respondió retándome una vez más.

Supuse que era de alguna carrera deportiva por su maleta, pero también tenía un aire de diseñador, así que opté por la segunda opción.

"No sé, ¿DCV?", aventuré ya cansada.
"Quién sabe", respondió burlón.
Bueno, ¿Cuál es tu edad?” este ser no se cansaba de hacer este tipo de preguntas. Porque yo me estaba cansando de que solo fueran preguntas de mi, me sentía invasiva de que el supiera cosas de mi y que lo único que yo supiera de el fuera su nombre.
“No sé, ¿de que edad me veo?” pregunta sin quitar esa maldita sonrisa suya, definitivamente ya estaba perdiendo la paciencia.
“Ah, pícate la cola, no se, ¿20?”  conteste ya cansada de la situación.
“¿tan jodido estoy?”
“Un poco la verdad, aunque sea dime tu semestre” - ¿por qué demonios quería saber sobre el? ¿porque estoy tan insistente?
“Adivina” contesto con su ya típica sonrisa.

Inmediatamente volteo veo a mi amigo para que me dijera, era obvio que el lo conocía de hace tiempo. Mi amigo iba a hablar, pero Lucas se adelanto.

“Ni se te ocurra decirle Alberto o ya sabes como te va a ir”
“¿Como?” estaba amenazando a mi amigo enfrente de mí. Eso era un gran error
“Ya sabes Al, No le digas nada a Farah

¡Se atrevió a cambiarme el nombre! Eso fue suficiente para mí. Me disculpé y fui al baño. Grave error regresar a la banca: Lucas estaba agarrando MIS chocolates, los que me había regalado Luis por el 14 de febrero. Eran varios con hotcakes en forma de corazón y letras formando un "te amo". ¿Cómo se atrevía a tomarlos así nada más?

“¿Qué te pasa? ¿Qué demonios crees que estás haciendo?”
"¿Yo? Nada, estoy viendo mi juego", rápidamente regresó su vista a las cartas haciéndose el menso.

Le arrebaté el topper con furia, justo cuando recibí una llamada de mi mejor amiga, Lana, quien venía por mí, pero se había perdido.

“¿Cómo que te perdiste? ¿Dónde estás?” Rápidamente me di un golpe en la frente por la pregunta tan tonta que hice “Describe que hay a tu alrededor para poder ir por ti”
“No, no quiero que vengas, quiero llegar yo sola” Contesto con su voz IIena de orgullo
“¿Estas loca? Lana estas perdida en el centro a las 7 de la noche, estas sola, no es buena idea”
“No vengo sola, vengo con una amiga”
“Que tranquilidad” respondí amargamente “muy bien, te doy media hora para llegar, es mucho más de lo que te debería tomar llegar, si no llegas en ese tiempo voy a ir por ti aunque no quieras y pásame tu dirección en tiempo real” y con eso termine la llamada.

Después de regañarla, vi que Luis había salido de clase, pero se sentó en otra banca, lejos de nosotros. No hice intento de acercarme y seguí jugando conquián, preocupada por Lana y fastidiada por el tonto juego de preguntas de Lucas, quien insistía en llamarme "Farah".

“Muy bien, muy divertido y todo, pero tengo una amiga que buscar” le entregué mi juego a Al y me puse de pie para ir con Luis cuando veo que Lucas también se pone de pie “Ah, ¿ya te vas tú también?”
“No, voy contigo”
“¿Perdón?” conteste algo confundida “no es necesario Luis viene conmigo”
“Ah perfecto, voy con ustedes”
“¿Estás seguro? ¿No te tenias que ir?”
“No, no hay problema si me quedo un poco más Faraho esta tonto o se esta haciendo el tonto para no captar el que no quiero que vaya
Bueno” suspiré y le metí un zape, un poco más fuerte de lo que esperaba “eso ya lo estas haciendo apropósito, vamos ya Lucas” nos despedimos de Al y fuimos con Luis que estaba viendo un partido de fútbol.

Y con eso los tres caminamos a la salida de la escuela, Luis iba con su celular aun viendo el partido y yo iba hablando con Lucas cuando caí en cuenta que aun no los había presentado

“Es cierto, no los he presentado, Luis, Lucas, Lucas, Luis” los presente señalándolos respectivamente mientras me sentía incomoda
“Hola Luis” contesto Lucas aun con su maldita sonrisa en la cara, ¿que acaso no se cansaba de sonreír?
Hola” contesta Luis serio

Nunca lo había visto así de serio y el siguió caminado atrás de nosotros aun perdido en su partido, al rato hablaría con él. Seguíamos caminando, buscando a mi amiga hasta que ella nos marcó para avisarnos que ya estaba en la prepa.

“¿Es ella?”  pregunta Lucas una vez que llegamos a la prepa, a lo que solo asiento.

Empecé a regañar a mi amiga por estar sola en el centro a esa hora “bueno, el es Luis y el…” me quedé callada al ver como Lucas ya se había ido “no importa, ¿nos vamos ya?”

Caminamos a la parada de camiones, sumidos en un silencio tenso. Esperamos más de 20 minutos hasta que Lucía, al abordar, comentó burlona:

"¿Ese es tu quedante? Tienes malísimos gustos".

Sólo atiné a reír, enviándole después un mensaje a Luis, sabiendo que por escrito sería más sincero. Le pregunté si la presencia de Lucas le había incomodado. Según él, le dio igual, pero en el fondo sabía que no era verdad del todo. Había algo más, una verdad que prefería ocultar.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 05 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

¿Hasta luego?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora