NO ONE WOULD TELL

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Había algo en Miami que hacía todo más extraño.

No sabían si sería algo bueno o malo, pero el año pasado Sergio y Max habían reafirmado su aventura durante ese gran premio.

Sin embargo, está vez no parecía ir por los mismos rumbos.

Cuando Max decidió acompañar a Sergio esa mañana a su habitación, unas horas después de la clasificación de la carrera Sprint, ambos se llevaron una sorpresa al encontrarse al joven Landó Norris desnudo en la cama del mayor.

El piloto ingles gemía contra las sábanas del mexicano, soltando uno que otro suspiro de placer al estarse satisfaciendo con un juguete sexual.

Cuando Sergio abrió la puerta, se quedó paralizado al verlo en esa situación.

— Volviste —Dijo Lando al verlo entrar.

Pero sonrió aún más cuando vio a Max detrás de él.

—¿Qué haces aquí?—Fue lo primero que salió de la boca del pelinegro.

—Queria hablar contigo, pero tardaste tanto y tenia mucho calor—Comenzó el más joven mientras se paraba en sus propias rodillas sobre aquella cama, exponiendo su erección —Así que decidí esperarte aquí.

Max estaba muy molesto.

No era la primera vez que Lando se creía con el derecho de insinuarsele a Sergio, pero sabía bien que en parte era su culpa.

—Lando, vístete —Ordeno el pelinegro.

Sin embargo, el rubio no pudo evitar darse cuenta de que el mayor se había dado un gusto con la vista que tenía enfrente. Siendo testigo de como sus ojos recorrieron el cuerpo del más joven.

Y no pudo controlar su molestia. No pudo porque había hecho tanto para mantener a Sergio a su lado y este no podía hacer lo mínimo para mantener a raya a Lando.

Un suspiro cargado de molestia y frustración abandono el cuerpo del neerlandés.

Sergio se giro a mirarle de inmediato, pero Max simplemente le dio la espalda y se fue de la habitación.

El pelinegro no dudo en seguirlo, pero podía darse cuenta de lo molesto que estaba.

—Max...—Lo llamó intentando no hacer un escándalo —No te vayas—Finalmente le dio alcance y lo tomo de la mano—Hablemos en tu habitación.

Sin embargo, Max se soltó bruscamente de su agarre. Un acto que llamo la atención de varios a su alrededor.

—No seas infantil —Susurró el pelinegro mientras se acercaba a él.

—No importa cuánto lo intente ¿No?—Reclamó el rubio con una voz baja pero audible— Siempre será así.

La molestía parecía ir más allá del asunto de Lando, pero Sergio se negaba a tocar ese tema.

—Max no hagas esto, no aquí y ahora—Le advirtió, recordándole que esté no era un gran premio al otro lado del mundo.

En Miami había más foco, era local y muchas personas importantes asistían a verle.

—Para ti es tan fácil —Escupió con molestia.

—Hablemos en un lugar más privado —Insistió y Max se dio cuenta de que ambos estaban llamando la atención de las personas en el lugar, así que no tuvo más opción que aceptar.

Estaba muy enojado con el mayor, y necesitaba expresarlo o sentía que explotaría.

Y en pasillo del hotel no era el mejor lugar para hablar de algo tan personal. Principalmente cuando se tratan de figuras tan conocidas en el deporte.

RED LIGHTS |ONE SHOT|¹¹~ᶜʰᵉˢᵗᵃᵖᵖᵉⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora