"Max"
No supe en qué momento me quedé dormido, tome la ducha fría para poder recargarme después de todos los acontecimientos del día, pero apenas tuve el descuido de descansar los ojos en la cama de Sergio, mi mente borró el casete y terminé en un sueño profundo.
-Hey dormilón.- Aquella dulce voz resonaba en mis sueños, como un ángel dando el anuncio divino. -Necesito que me ayudes.- Era un sueño muy bueno, estaba tranquilo en aquella cafetería donde comí con Sergio, y aquella voz de fondo solo mejoraba aquello.
Estaba a punto de llevarme a la boca el primer trozo del pastel de mis sueños cuando sentí como me faltaba el aire, mi pecho se sentía apretado y un dulce aroma inundaba mi nariz.
-¡Que despiertes cabrón!- Aquel grito me alertó despertándome de golpe.
Unos hermosos ojos estaban ahí en la cama sentados viéndome con una sonrisa triunfante al ver que logro despertarme.
-¿Qué pasa?
-Agente Verstappen, si decide aceptar su misión, deberá ayudarme a bajar la caja que tiene el pan de arriba del refrigerador, ya que Marílu me la dejó escondida en las alturas.- Dijo Sergio haciendo un puchero con lo último.
No sé en qué momento aquellos gestos se volvieron mi obra de arte preferida, cada mirada se volvía mi vista deseada, aquel cuerpo tan perfecto mi mas grande anhelo, sus manos las dueñas de mi piel, su aroma y aliento mi perfume preferido, no sabía en qué momento comencé a sentir sus chistes como los más graciosos, sus ademanes como la danza más sofisticada, su voz como el canto de un ángel, sus besos el mejor bálsamo y su sonrisa el más cálido rayo de luz. En definitiva, me había enamorado de verdad.
-Jaja ¿por qué te escondieron el pan?
-Marílu dice que me espere a la comida, pero es que yo tengo mucha hambre ya.- Otro puchero con sus labios se formaron y solo un descorazonado le negaría algo con esa cara.
-Vamos, pero si nos atrapan, es culpa tuya.
-¡¿De verdad?! ¡Gracias Maxi!- Me abrazó pegando su cuerpo al mío, aquel joven de pecas bonitas me tenía bien embobado, quería darle incluso mi alma.
Con mucha precaución bajamos las largas escaleras hasta llegar al descanso, donde haciendo maromas por el suelo tras Sergio, logramos evitar ser vistos por Antonio, el cual hablaba por teléfono.
Para lo poco que hablamos, aquel hombre me había agradado lo suficiente como para aguantarlo en las cenas familiares que vendrían en nuestro futuro como la familia tradicional neerlandesa que seríamos.
En la cocina me sorprendió solo ver a la madre de Sergio y su hermana corriendo de un lado a otro con trastes llenos de comida. Para ser una enorme casa y ellos de las personas más ricas del país, me sorprendían que no tuvieran personal en cada vuelta de la esquina.
-¿Por qué no hay personal en la casa?- Pregunté en un susurro apenas audible para Sergio mientras nos escondíamos tras uno de los muebles de la cocina.
-¿A qué te refieres?- Preguntando en el mismo tono.
-Bueno, tu madre y hermana están cocinando, incluso yo que vivo en un lugar más pequeño y solo con mis gatos, tengo un chef personal.
-Bueno, es que a mi mami le gusta mucho cocinar, solo contrata mujeres para ayudarle cuando hace comidas para toda la familia.
Para mi, aquello explicaba porque Sergio era tan humilde, lleno de ternura familiar y explicaba porque tenía un corazón tan puro.
-De verdad envidio tu familia, mi papá jamás me enseño como usar un horno de microondas, pensaba que la lasaña congelada de verdad tenía que comerse así.
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Browns With A Little Green
FanfictionMax Verstappen, un empresario reconocido en el mundo del automovilismo se ve en aprietos por la repentina renuncia de uno de sus ingenieros de diseño para monoplazas de fórmula uno, pero debido a sucesos conoce a Sergio Pérez, un genio de la ingenie...