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Después de haber pasado gran parte de su milenaria existencia compartiendo su vida con Lilith, Lucifer jamás pensó que podría volver a enamorarse y menos después de tan solo nueve años después de que su esposa (¿Ex esposa?) lo abandonara sin explicación alguna.

El ángel caído sentía que su nuevo amor sería algo pasajero, pues dos años de amor no era lo mismo que miles de años de matrimonio. Sin embargo, tuvo un momento de revelación al ver a esta nueva persona, sintiendo que estaría dispuesto a caer del Cielo de nuevo por él, de la misma forma que lo hizo por Lilith.. Lucifer se dio cuenta de que cantidad no era igual a calidad y terminó por aceptar que estaba enamorado del espécimen que más había odiado en su vida, un demonio anticuado, engreído, manipulador, un simple overlord que no le llega ni a los talones en cuanto a poder: Alastor, el Demonio de la Radio.

Desde la primera vez que vio a Alastor, supo que jamás podría sacarlo de su vida, ya sea en el mal o en el buen sentido.

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Ya llevaban dos años desde que ambos se dieron cuenta de que estaban enamorados, después del último Exterminio donde Adam fue asesinado. No hizo falta una conversación profunda, palabras cursis o confesiones tontas, simplemente lo supieron al verse a los ojos y sentir la chispa entre ambos para saber que lo que sentían era amor mutuo. Ambos son hombres bastante viejos después de todo, son lo suficientemente maduros para saber lo que quieren y cómo lo quieren.

Y desde ese entonces comenzaron a salir, primero eran caminatas por los pasillos del hotel, tal cual como un matrimonio de ancianos gruñones, sin mirarse, sin hablar y sin tocarse. Solamente pasando el tiempo juntos.

Poco a poco se acostumbraron a la presencia del otro y aprendieron a tolerarse, ganando confianza y generando más amor entre los dos. Y no fue hasta uno de los episodios depresivos de Lucifer donde Alastor le pidió formalmente ser su pareja, algo que hizo enojar a Lucifer, pues él pensaba que ya eran pareja. Pero de todos modos terminó aceptando, obviamente.

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Llevaban dos años enamorados y saliendo, pero eran una pareja oficial desde hace apenas cuatro meses. Y las cosas ya se estaban poniendo divertidas, no para ellos, pero sí para los demás en el Hotel Hazbin.

Una mañana Lucifer se levantó sintiéndose extraño, primero pensó que era un nuevo episodio depresivo pero lo descartó al instante, pues la sensación que tenía era otro tipo de “extraño”. Asumió que tal vez se había levantado teniendo un meltdown y continuó con su día.

El interesante y para nada repetitivo día del Rey del Infierno se basó en estar en su nuevo taller en el hotel, haciendo bosquejos para futuros patitos de goma que tenía en mente. Después desayunó lo mismo de todos los días, hot cakes. Luego se dio unas vueltas, teniendo conversaciones algo incómodas con los pecadores del hotel. Pasó un rato agradable con Charlie y atendió algunos asuntos formales de la realeza encerrado en su habitación.

Ya entrada la tarde, Lucifer miró un pequeño reloj de bolsillo y caminó con calma hacia un elevador. Al subirse y estar solo, suspiró pesadamente, mirándose a los espejos del elevador mientras subía, pues aún sentía esa extraña sensación por todo su cuerpo, como un incómodo hormigueo constante por dentro.

“¿Estaré enfermo? Jamás me he enfermado, al menos no una enfermedad física, ¿Verdad?” Se hablaba a sí mismo con una mezcla de incredulidad y preocupación, como si la idea de que pudiera sufrir alguna dolencia mundana fuera simplemente absurda para alguien de su estatus infernal. Se miraba en los espejos, divagando sobre su situación con intensidad. Cuando el elevador llegó al piso deseado, Lucifer volvió a suspirar y salió, caminando por un pasillo recto hasta el fondo.

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⏰ Última actualización: May 05 ⏰

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Manzanita [Radioapple]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora