"Amor"

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¿Qué comprendemos por amor? Quizás un producto de combinaciones químicas hormonales de nuestra cabeza, o quizás algo que hace caminar esa célula productora de felicidad en nuestro cerebro. Yo lo comprendo por una sensación que convierte en colores el mundo gris que habito.

Una sensación la cual me hace sentir paz y a gusto con una persona, una sensación que no cualquiera me puede brindar de manera fácil, pues no cualquiera me hace sentir cálida en sus brazos, no cualquiera me hace sentir protegida, cómoda y feliz.

Contadas, lo experimenté dos veces, las dos fallé, las dos me rompieron el corazón y las dos me envolvieron en el vacío de la rutina cotidiana, viviendo días sin sentido en la vida, donde oculto la tristeza de mis ojos con una sonrisa y donde busco alegrar los días y noches de amigos y compañeros con una sonrisa y actitudes "desinteresadas" para verlos sonreír de alegría.

Ambos amores me envolvían en una felicidad inmensa, me hacían sonreír y ver colores más vivos. Pero no se dieron cuenta de que al irse mi mundo se volvía opaco y apagado, donde domina el levantarme y tratar de mantenerme en foco para no caer en la tristeza y dominio de la rutina agobiante.

Levantarme, ir al instituto, salir, tratar de llenar el vacío con comida, reemplazar la comida con el café y el café con mate, dando por resultado una rutina de ansiedad interminable.

Con ellos era diferente, la rutina era más graciosa, más amena, más libre, con ellos, la rutina parecía de todo, menos rutina.

Verlo a la salida, cruzarlo y hablar.

Visarlo en la escuela de vez en cuando, pero un día eso acabó.

Ese fue mi primer amor, lo conocí en la escuela, un amor de secundaria, un simple chispazo de alegría, su sonrisa y la mía iluminando mis días. Luego, por desgracia, la cuarentena, mensajes solos, sin respuestas, depresión, vacío, soledad y tristeza, pronto me dejó, diciendo que no se sentía bien, usándolo como excusa como si yo no sufriera a la par de su persona, como si no sintiera su falta de interés en nuestra relación. Pero, para bien o para mal, todo acabó y así, como se apaga una estrella, se apagó mi luz y se llevó una parte de mí con él, pero no cualquier parte, se llevó mi luz tan característica, la luz de mis ojos, la luz de mi sonrisa.

Para bien, recuperé algo de luz con el tiempo, siendo robada, años después, por otro amor, el cual parecía venir solo de mí, volviendo a apagarme por otro amor escolar adolescente en mi último año.

Aunque para él solo era un juego, un capricho difícil de obtener o quizás simplemente un pasatiempo, para mí era una luz, era alguien que me devolvía la felicidad y ponía color a mis días y noches, daba sentido el despertar y cambiar mis aburridas rutinas, cambiar el estar sentada en el sofá por salir de mi habitación para salir a su lado de fiesta, ir al gimnasio o a caminar. Cruzarlo de vez en cuando era suficiente para dejar mis días felices.

Eventualmente, como todo en la vida, se acabó y se marchó lejos. provocó un segundo apagón el cual toca volver a recuperarme, volver a encontrar la cura de esa desilusión.

Sabiendo las personas lo difícil que es olvidar y superar un amor, que para algunos es pasajero y para otros es alegrar su mundo entero, ¿Por qué deciden hacerlo? ¿Por qué deciden enamorar a personas que luego les cuesta superarlos? Si saben que al final se van a ir de la manera más dolorosas de sus vidas, si saben que luego decidirán desaparecer para siempre de sus ojos, sabiendo que se llevan un pedazo de su alma y sin saber si esas personas tal vez no van a volver a amar nuevamente como los amó, o siquiera si van a volver a tener color sus grises días o luz en sus obscuras y ya desgastadas vidas ¿por qué deciden hacerlos amar? Dañarlos y dejarlos tirados, engañarlos para llevarse lo mejor.

Yo, personalmente se, que no quiero volver a sentir amor, porque la que siempre sale mal, soy yo.

Reflexiones nocturnas: un viaje a través de mis pensamientos más profundos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora