Llanto en la obscuridad.

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Hay distintos tipos de llantos.

El de alegría, cuando no asimilas tanta felicidad que lloras por ella, como cuando te casas, te gradúas, te regalan algo que deseabas hace años, cosas así.

El de tristeza, el llanto que inunda mis noches, el llanto que me da pena mostrar, suele suceder por sentimientos de tristeza inundando tu pecho, rupturas, pérdidas tanto de familia, animales o amigos.

Y el más común entre todos, el llanto vacío. Ese llanto que no sabes por qué, pero está ahí, sucede, estando seria, parada, puede desatarse por frustración o simplemente por sentirte vacía. Si lo piensas bien, no es un llanto vacío, si lo analizas, resulta que te sientes agobiada, que sientes estrés y no sabes cómo tratarlo.

Tranquila o tranquilo, yo sé como se siente, sientes que estás sola, que nadie te entiende, puede ser por sentirte inútil o incapaz de hacer algo.

Personalmente, como los llantos de tristeza, prefiero hacerlo de noche, donde la obscuridad cubre mis penas, donde yo sé que nadie va a juzgarme porque nadie, salvo algunos animales domésticos, ven a través de ella.

A esas horas donde nos encontramos solo mis demonios y yo, en silencio, sintiendo pena uno del otro.

Esos demonios que sientes el impulso de abrazar y decir "todo está bien, va a mejorar esto" sintiendo más simpatía por ellos que por ti, sin darte cuenta, sin querer ver o ignorando incluso, que eres tú. Te abrazas, eres tu consuelo, nadie más que tú se encuentra en la obscuridad, nadie mas que tú te abrazas, solamente eres tú dentro de esa obscuridad abrazando tu reflejo manifestado en un demonio, sintiéndote acompañada y comprendida.

¿Y cómo no sentirlo? Si al ser tú misma, pero desde otra perspectiva, ambas o ambos sienten completamente igual, ambos ven su vacío en el pecho, el nudo de tu garganta, tus ganas de gritar en el techo de algún edificio o de tu propia casa, tus ganas de salir a la luz de la luna, con ropa holgada, tus medias o calcetines favoritos a tomar café a la madrugada, salir del foco de tus problemas y relajarte con una lectura emocional, un baile improvisado con alguna música que identifique lo atrapado que te encuentras en tus pensamientos, lo obscuro de tu mundo, en la sonrisa que enmascara esa depresión, las risas que camuflan el nudo en tu garganta, las mangas que cubren tus marcas de guerra o quizás simplemente a escribir o dibujar reflejando de manera más clara como poco a poco la locura se apodera de tu mente, por donde gritas "ayúdenme" pero nadie oye.

Pero recuerda, después de la tormenta sale el sol, y en toda obscuridad, por más tenue que sea, siempre hallaremos la luz. Es cuestión de esperar y buscar, indagar y al encontrarla, alimentarla, y luego finalmente aceptarla y comprender que finalmente tu mundo mejoró gracias a esa luz, que esa luz que encontraste en tu mismo ser, es lo que te va a alumbrar el camino para continuar con tu vida.

Yo aún no la encuentro, pero trato de mantener el optimismo, a lo mejor un día la encuentro, quizás algún día mis sonrisas no cubrirán el nudo permanente de mi garganta, y quizás, solo quizás mis noches dejarán de ser abrazando aquel demonio con un agujero en su pecho en medio de la obscuridad, ese demonio que curiosamente tiene una apariencia similar a mí.

Reflexiones nocturnas: un viaje a través de mis pensamientos más profundos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora