5-Cellbit

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El sentimiento de soledad no me había abrumado de tal forma, aún no superaba el hecho de que yo haya mantenido amistad con Quackity, lo apreciaba y lo sigo haciendo. No me gusta admitirlo, pero alguien que marco mucho mi infancia.

Nunca fui muy creyente de la esperanza, sin embargo me aferré a aquello, pues Quackity me había dado su número para darme los detalles de la salida. Supongo que podré tener la oportunidad de conocerlo otra vez, y está vez no me iré de su lado.

En cuanto me percate de que el día había llegado, trate de arreglarme lo mejor posible, e incluso le pedí ayuda a mi hermana con sus consejos de como podía vestirme. Al final estaba todo listo. Papá hace poco me había mandado dinero, así que eso tenía para salir en esta ocasión.

En cuanto la hora se aproximaba, yo ya me encontraba de pie y listo para caminar hacia el lugar, no estaba lejos lo cual no tardaría mucho en llegar.

El lugar era un establecimiento de comida, una dónde parecían vender hamburguesas a lo que veía. En cuanto entre logré divisar el gorro del de Quackity, parecía muy alegre rodeado de los demás que parecían ser más amigos de él.

Aunque un sentimiento de desagrado me invadió al ver cómo el castaño que ví con anterioridad rodeaba a Quackity, ambos se encontraban muy pegados.

Suspiré, y tomando fuerza, ya que el ser sociable nunca fue mi fuerte, me acerque a ellos.

—Hola... —salude con una sonrisa, o lo maximo que me había forzado a hacer una.

—¿Y este quien es? —soltó un castaño, que se encontraba sentado enfrente de Quackity.

—El amigo de Quackity, del que te hablé. — respondió el emo.

De alguna forma esperaba que fuera desagradable, sin embargo no era el caso, creo que odiaba más que aquel chico fuera amable conmigo.

—Oh ya, chaval. Soy Rubius, el ser más genial que encontrarás. —Sonrió de forma arrogante.

—Cellbit, un placer.

—¿Entonces que? ¿Si vamos a ir a las canchas? — pregunto está vez un pelinegro, el cual parecía tener un acento argentino.

Por mi parte opte por tomar asiento al lado de ese y dónde cerca de mi quedaba Quackity, el cual de momento sonreía y aún no me dirigía la palabra.

—Habían mencionado ir a tomar algo, ¿No vamos a ir?  

—No, malditos traidores, por su culpa la última vez casi no veo la luz del sol por un año. —Se quejo Quackity, al chico que al parecer le decían Carre.

—Quien te manda a tomar, si eres un crío. —se mofo Rubios.

—Ya, igual no suena mala idea lo de las canchas. — intervino la pareja de Quackity, del cual ya me había olvidado el nombre.

—Si no es que terminamos en el hospital otra vez. — contraatacó Carre, quien seguía masticando su hamburguesa.

—No hables con la boca llena hombre —se quejo el novio de Quackity.

Ahí la plática siguió animada, al final quedaron de ir a las canchas a insistencia de la mayoría, y yo aún no encontraba la oportunidad para charlar con Quackity, y a lo que parecía aquello iba a tardar.

Paso el rato y me mantenía viendo al piso, ya iba siguiendo el paso de los chicos así que no era algo que me preocupara de momento.

¿Si hablo con Quackity que le diría de todas formas?, dudo poder hablar sobre temas referentes a dinosaurios con la edad que ya tenemos. Ni siquiera se si le sigue gustando lo mismo, a lo cual volvía al mismo punto: no le conozco de nada. Odio eso.

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⏰ Última actualización: May 17 ⏰

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