Capítulo 63.

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CAPÍTULO 63. CULTIVARSE PARA SER UNA BUENA PERSONA.

En la noche, una brillante flecha de fuego surgió de la oscuridad y atravesó el aire hasta el palacio imperial, y los sonidos de los cascos de los caballos eran como tambores, que venían desde lejos. Los rostros de Wei De, la emperatriz y el rey Fu palidecieron. Pronto, el sonido de un combate entre soldados sonó en el exterior del palacio Qianqing. La luz del fuego se mezcló, la luz y las sombras que saltaban brillaron en los rostros de todos los que estaban dentro de la sala, iluminando sus caras llenas de miedo.

"¡Deprisa! ¡Maten al segundo príncipe!" Gritó Wei De.

La Consorte Li abrazó a su hijo y gritó: "¡No!".

El Rey Fu rugió con fuerza: "¡Yo lo haré!". Inmediatamente agarró del cuello al segundo príncipe, arrancándolo del abrazo de la Consorte Li. La Consorte Li abrazó a su hijo con fuerza, y el niño lloró y gimió entre sus brazos. Wei De se acercó corriendo y agarró a la Consorte Li, tirando de ella hacía atrás. El rey Fu sacó al niño, lo llevó a la sala exterior y desenvainó el sable que llevaba en la cintura.

La luz brillante del sable se reflejó en el rostro aterrado del muchacho. El delgado y débil segundo príncipe era como un joven gorrión en medio de una lluvia amarga, temblando sin control. Las doncellas y eunucos gritaron con fuerza y se abalanzaron sobre él, aferrándose a las manos y pies del rey Fu.

"¡¿Quién se atreve a moverse?! ¡Fuera de aquí!" La emperatriz gritó: "¡Chen'er, mátalos! ¡Mátalos a todos!"

El Rey Fu sólo luchó desesperadamente pero no blandió su sable. Wei De gritó: "¡Su Alteza, de prisa!".

Sin embargo, una flecha emplumada y bañada con una luz fría silbó, atravesando la puerta de pasta de papel y se clavó directamente en su sombrero de gasa negra. De repente se quedó paralizado. Entre los gritos de la emperatriz Zhang, una línea de sangre roja bajó por su frente, deslizándose lentamente por sus mejillas gordas y blanquecinas, como una serpiente roja tan gruesa como un dedo.

Los eunucos y doncellas agarraron al segundo príncipe, y el Rey Fu cayó al suelo pesadamente.

"¡No!" La emperatriz Zhang gritó lastimeramente.

El portón bermellón se abrió de repente y, a la luz, entró un hombre alto. Tan pronto como entró, fue como si toda la luz de la sala se hubiera concentrado en su cuerpo, y cada uno de los complejos y magníficos pitones bordados y las líneas trazadas en oro de su túnica fluyeran con una luz. Mirando más arriba, un color oro brillaba en sus mejillas, delineando sus delicados ojos y cejas.

"Su Majestad, llego tarde para salvarlo. ¡Perdone mi ofensa, Su Majestad!". Shen Jue se inclinó con las manos entrelazadas con una sonrisa gentil en su rostro.

Detrás de él, Situ Jin llevaba un arco y flechas en la espalda, también saludó con las manos juntas.

Los labios de Wei De temblaron y señalo a Shen Jue, pero no dijo nada.

El viejo emperador miro fijamente el cuerpo del rey Fu en el suelo, una lagrima luyo por su rostro ceniciento, tan brillante como la flama de una vela. El dolor del emperador era como una marea que surgía silenciosamente sobre el anciano moribundo.

"No es tarde, oficial en jefe Shen, has llegado justo a tiempo". Se incorporó y dijo: "En el pasado, tuve tres hermanos que lucharon por el trono y se terminaron de matar entre sí, muriendo trágicamente uno tras otro. Sólo tengo dos hijos, no esperé que aun así no serían capaces de actuar en el filo de la vida y la muerte". Miró a Wei De y dijo con calma: "Viejo compañero, sabía que tú y la emperatriz estaban confabulados hace tiempo, así que le di el talismán del tigre a Shen Jue hace tiempo. Lo degradé para que fuera a Nanjing, pero en realidad, quería evitar tus ojos y oídos, y esperar la oportunidad de regresar a la capital y salvarme. Pero hasta el último minuto, aún no estaba dispuesto a rendirme y esperaba que te arrepintieras. Ahora parece que fue en vano".

El Gobernador Esta Enfermo/Du Zhu You Bing (Danmei, BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora