¿Shadow..?

confusion.

La oscuridad reinaba y se apoderaba de cada rincón donde se encontraba, se sentía tan raro y extraño. No recordaba casi nada, todos sus recuerdos eran borrosos, además que su cabeza dolía horriblemente.
Lentamente logró sentarse sobre el frío y húmedo suelo, divisó cómo habían otras ocho personas a su alrededor, completamente inconcientes, algunos tenían pequeños rasguños, nada muy grave, pero si cuestionable.

Un pequeño sonido se reprodujo dentro de su cabeza, y como por obra de magia pudo reconocer a cada uno de los chicos que estaban con el, su pecho comenzó a latir con fuerza, su respiración empezó a fallar, sus manos temblaban, quería moverse, acercase a alguno de esos chicos, quería ver si estaban bien, si seguían vivos...
Unas firmes manos lo envolvieron, sacándolo de su ensoñación repentina.

—Tranquilo.. si ambos estamos iguales.. ninguno de los dos recuerda nada.. solo quienes son cada uno de estos chicos y como nos conocemos..— su voz era tan relajante, susurrante como si se tratara del mismísimo viento hablándole al oído. Pudo reconocer su voz, no antes de volver a escuchar aquel sonido dentro de su cabeza, solo que este fue más fuerte y levemente agudo.

—Nicholas..— su pequeña y suave, casi inaudible voz salió rota, como si fuera forzada a salir. sus ojos ardieron y su vista se distorsionó, sintió sus mejillas húmedas y frías ¿Por qué estaba llorando..?

—Tranquilo Euijoo.. estoy bien, estás bien, estamos bien.— volvió a susurrar cual viento helado.

—Hyung..— tan diminuto sonido, casi llevado por el espacio del lugar, fue escuchado apenas lejano. Ambos corazones latieron con fuerza, sintiéndolo en la garganta de cada uno.

—Harua.. ¿Estás bien, cariño..?- no había voz más dulce y amorosa que la de aquel líder, quien se acercó torpemente a donde estaba el pequeño chico, quien lucía realmente desorientado, en su mejilla izquierda había un pequeño rasguño, como si la más fina hoja existente hubiera cortado su delicada y blanca piel, la cual era bañada en un fino hilo de la sangre más carmín y brillante.

—Lo estoy, Hyung..— tan ido y desconcentrado, era sorprendente ver cómo podía responder, estando tan lejos de cuerdo.

—Que bueno..— suspiró con gran alivio, relajando su cuerpo, el cual dolía a más no poder, como si lo hubieran masacrado en vida misma.

—¿Dónde estamos?— casi como una navaja llegó la repentina voz, fría como una nevada.

—Fuma Hyung.. n-no lo sé, solo recuerdo quienes son ustedes, pero no recuerdo nada más, ni dónde estamos, como llegamos, ni mi pasado.. niñez o familia.. no entiendo nada, cada vez que intento recordar, me da unas punzadas horribles en los oídos y cervical.— explicó el líder, sosteniendo su cabeza de forma protectora, tapando sus oídos como si estuviera escuchando el peor sonido de su vida.

—Yo tampoco recuerdo nada.— declaró con voz firme quien estaba detrás del líder.
—Yo menos..— su pequeña voz dulce se escuchó, al parecer ya había reaccionado un poco más.

El mayor que se encontraba despierto solo quedó examinando los rostros de los tres chicos que se encontraban delante suyo.

—Ahg.. me duele la cabeza..— aquella muy reconocible voz rompió el pequeño silencio que se había formado.

—Yuma, ¿Estás bien?— Fuma, quien se encontraba más cerca de aquel individuo, lo examinó, buscando alguna herida por la cual preocuparse, pero no encontró cual.

—Supongo que sí.. pero escucho un horrible sonido..¿Qué es eso? Es detestable.— sin duda alguna les había hecho falta las quejas de aquel chico, quien parecía estar creado de una fina porcelana, además de que su voz sonaba hipnotizante como la de una sirena.

—Bueno, es tranquilizante saber que te encuentras bien.— una nueva voz se escuchó, está vez era de el mayor de todos, quien masajeaba de forma tranquila su cien, además de que estiraba los músculos de su cuerpo, tratándolo de relajar aquel entumecimiento vivido.

—Estamos despertando todos casi al mismo tiempo, eso me tranquiliza bastante.— suspiró de forma cansada, recién caía en cuenta que apenas podían verse los rostros por leves rayos de sol que entraban muy vagamente, no había notado que estaban en un entorno bastante desastroso, todo estaba hecho una ruina, lleno de polvo y muy deteriorado.

—Jo, ¿Cuánto tiempo llevas despierto?- logró escuchar hablar al mayor, dirigiéndose al gran chico, quien al parecer ya estaba despierto.

—Me desperté justo después de Nicho Hyung y antes de Harua.—respondió con voz mansa y apenas audible. Aún seguía acostado, como si todo su cuerpo pesará, aunque esto era un hecho.

—¿Porqué no diste una señal? Pensábamos que aún estabas inconciente.— preguntó con curiosidad el líder, esperando una respuesta.

—No quería interrumpir.— fue la única respuesta que salió de sus labios, dejando una sonrisa hilarante en cada uno de los chicos presentes y concientes.

—Solo falta que despierten Maki y Taki.— mencionó el único chico Taiwanés, posando sus manos alrededor de la cintura contraria. Calentando el cuerpo del líder, pues la superficie donde estaban era realmente fría, así que Nicholas no quería que su preciado rayito de sol se enfermara y mucho menor fuera apagando su hermoso brillo.

—Tienes razón, espero que no tarden mucho en despertar.— murmuró el chicho de tez pálida como la porcelana.

—¿Qué no tarde quien?— otra nueva voz se escuchó, ahora era un chico de cabellos rosados, quien frotaba sus ojos de una forma muy agradable.

—Me duele el cuerpo..— ahora otro joven, quien tenía el cabello negro, murmuró, masajeando su nuca.

—Eso fue mucho más rápido de lo que pensé..— dijo con un leve tono de gracia el mayor de todos.

—Ahora que estamos todos despiertos, ¿Qué hacemos acá?—
Preguntó el sub-lider, detallando el rostro de cada uno de los presentes.
Nadie supo dar la respuesta, más que nada porque nadie recordaba en lo absoluto.

Todo suspiraron cansados, hasta que habló en líder.

—Esto es una confusión.—