Capitulo 3

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La muchacha continúa hablando con aquel muchacho de ojos miel plácidamente. Ella preguntaba por cosas de la zona, y el joven le contestaba educadamente... hasta que de repente todo se volvió negro para los ojos de la doncella y perdiendo el conocimiento. Cristy sintió un escalofrío recorrer su espalda. Aunque inicialmente se sintió desconcertada, sus instintos de supervivencia la llevaron a mantener la calma, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho. Era extraño, nunca sintió malas intenciones en el joven, sin embargo, pudo percatarse de la sonrisa en sus labios mientras ella cerraba los ojos.

La joven sintió como era cargada y metida en un vehículo. Solo podía pensar lo peor y recordar la palabra de su hermano mayor.

"¡Recuerda, canija, si te llegara a pasar algo, siempre ten en mente que puedes sacarles los ojos al idiota que te tocó, entendiste!?" decía el joven de 20 años a su pequeña hermana.

"¡Claro!... Pero ¿cómo lo haré si me atan o algo parecido?" le cuestionó la pequeña.

"Sencillo, te regalaré esto para que te puedas liberar," comentó extendiendo a la niña un navaja con dibujos de lagartos.

"Para ser una pequeña niña, es muy lista," pensó para sus adentros el mayor.

Después de recordar aquello, la muchacha agarró la pequeña navaja de su bolsillo trasero del pantalón y comenzó a cortar la cuerda con dificultad.

"Mierda, esto no puede ir más rápido," pensó la joven, agobiada.

*Crip*

Había roto la cuerda. No perdió más tiempo y comprobó si su pequeño compañero seguía con ella y para su suerte, así era.

Después de liberarse de las cuerdas con la ayuda de la navaja, Cristy sintió un alivio momentáneo. Se encontraba en la parte trasera de un vehículo en movimiento, con la oscuridad aún envolviéndola. Con cautela, comenzó a explorar su entorno, tratando de identificar cualquier pista que pudiera indicar su ubicación o el motivo de su secuestro.

Mientras sus manos buscaban a tientas en la oscuridad, Cristy recordó las enseñanzas de su hermano sobre cómo mantener la calma en situaciones peligrosas. Respiró profundamente, tratando de calmar los latidos acelerados de su corazón. A medida que su vista se acostumbraba a la penumbra, pudo distinguir algunas formas borrosas a su alrededor.

De repente, el vehículo comenzó a desacelerar, y Cristy escuchó murmullos y pasos afuera. Su mente se aceleró, tratando de idear un plan para escapar. Recordó la navaja en su mano y decidió que era su mejor arma en ese momento. Con determinación, esperó el momento adecuado y, cuando sintió que el vehículo se detenía por completo, se preparó para enfrentar lo que viniera a continuación.

De repente escucho el nombre del que se hacía llamar su padre

_--si señor Yoshio la tenemos, No, no está herida--_ dijo uno de los secuestradores

Al escuchar esas palabras si cuerpo se tenso para que coño su padre quiere verla, ella lo odia. Lo detesta

Escucho pasos alejándose por loque con su navaja forcejeo para abril el maletero y salir.

Con el corazón latiendo con fuerza en su pecho, Cristy decidió que su mejor opción era robar el vehículo y salir del lugar lo más rápido posible . Con movimientos rápidos pero silenciosos, se deslizó al asiento del conductor, manteniéndose alerta ante cualquier señal de peligro. Una vez dentro, respiró hondo y se concentró en encontrar las llaves del vehículo.

*Que clase de subnormales contrato mi padre* pensó mirando que las llaves estaban puestas

Encendió el motor con manos firmes. Sin perder un segundo, puso el coche en marcha y salió disparada por el camino, alejándose lo más rápido posible del lugar de su secuestro.

Con cada kilómetro que pasaba, la sensación de alivio se mezclaba con la incertidumbre. Mientras Cristy conducía peligrosamente por la oscura carretera, su mente estaba llena de preguntas sin respuesta. ¿Quiénes eran esos hombres que la habían secuestrado? ¿Por qué querían llevarla de vuelta a su padre? Y lo más importante, ¿qué razón tenía su padre para querer verla de nuevo después de todo este tiempo?

A medida que las millas pasaban bajo las ruedas del vehículo, los recuerdos dolorosos de su infancia regresaban a la mente de Cristy. Recordaba las largas horas de espera, los gritos y el abuso que ella y su hermana habían soportado a manos de su padre. Recordaba las promesas rotas y la sensación de abandono que la había consumido desde que su madre falleció, incapaz de soportar más la violencia que reinaba en su hogar.
No quería tener nada que ver con un hombre que había causado tanto dolor y sufrimiento, un hombre cuyo amor y protección nunca habían existido en realidad.

La Porcelana AzulWhere stories live. Discover now