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Sus tacones de sus botines chocaron contra el pavimento caliente con pasos cansados, sus cabellos color chocolate se pegaron a su cuello por las gotas de sudor que resbalan contra su piel blanquecina. Su mano derecha se aferraba a su maleta mientras que en su hombro cargaba una bolsa con sus demás cosas, sus ojos estaban fijos en las escaleras de colores que se extendía frente a ella de manera burlesca.
La chica soltó un suspiro exasperado avanzando paso por paso las escaleras mientras alzaba su maleta para poder subirla con gran esfuerzo, y cuando ya estuvo frente aquel estudio que se miraba sombrío por todas partes se cuestionó a ella misma por elegir aquel lugar para hospedarse, no se miraba como un buen lugar.
"¿Es en serio?" Murmuró por lo bajo al ver otros escalones por los cual debía de subir. Cargo su maleta nuevamente para poder avanzar.
Cuando ya estuvo arriba, una puerta metálica se extendió frente a ella con varios folletos pegados a este y el que más resaltaba era el de "Estudio Edén", la chica miró con desconfianza a su alrededor antes de abrir la puerta y avanzar por el pasillo. Grande fue su sorpresa al ver a una mujer con una sonrisa enorme que hacía resaltar sus pómulos.
"Oh, ¿eres la que me llamó antes?" Cuestionó la mujer mirándola de arriba a abajo con su prominente sonrisa.
La castaña sonrió con los labios cerrados, inclinándose, sabiendo por su papá como saludar a las personas mayores. "Mucho gusto, soy Maureen Mercer."
La mujer regordeta la observó a los ojos mientras hablaba, había un brillo extraño en ellos mientras la miraba como si fuera a lanzarse hacia ella en cualquier momento. "Bueno, ya sabes quién soy yo, querida. Sígueme"
La mujer empezó a caminar delante de ella con sus ojos puestos en las llaves en sus manos, mientras que la chica la sigue por detrás en silencio, mirando cada rincón de aquel lugar obscuro.
"No tenemos muchos extranjeros en este lugar, tal vez por su... fachada o vienen con mucho dinero." Dijo la mujer volteando a mirar a la chica con una sonrisa divertida.
