Entre Líneas Rosadas

Capítulo 1. Tessa

No quería pensar ni quería retroceder atrás. ¡Joder! Estaba iniciando un nuevo año, lo que menos quería era retroceder y sumergirme en las aguas profundas que casi me hacen ser un náufrago.

Es un nuevo año lleno de oportunidades, lleno de nuevas vibras, entusiasmos, todo menos romance; realmente me cuestionaba el volver a enamorarme, seguía enamorada, pero más habitaba el dolor y la decepción.

Al tener una ruptura amorosa sales de tu entorno para nadar en lo profundo y es algo dónde te ahogas y ni siquiera mueres, es una tortura que poco a poco va consumiendo todo de tí, pero tranquilos, más adelante renaces y vuelves a ser tú.

Mi nombre es Tessa Collins, no soy un cliché ni busco serlo, ojalá mi vida fuera un cliché y todo marchara color de rosas, mi vida siempre torna color hormiga, cada día es una cosa inesperada, pero, ¿Saben que es lo mejor? De cada tragedia nace la inspiración de este magnífico relato, en él que tú y yo estamos viajando.

Estoy cursando mi cuarto año de carrera en Fisioterapia, una rama en la salud que hace que jamás tu cuerpo deje de moverse, pero acá no estamos para hablar de términos de salud, estamos para exponer mi caótica vida. Además de ser una casi profesional, aspiraba en la vida convertirme en una maravillosa escritora.
Me considero una soñadora, amante de los animales, y los paisajes. Mi mascota, la señora Margarita, es una gata siamés que me ha acompañado durante los últimos años, ella es mi mejor amiga, la había recogido de la calle justo meses después de haberlo conocido a él, así que ambos la habíamos adoptado aunque siempre fue más mía que de él.

Pensar en él me hacía sentir hormigueo en todo mi cuerpo, no por amor, sino por ansiedad. Él me había engañado, ¿Sorprendente? No, realmente todos los hombres te condenan, y él no era la excepción. Había idealizado a un hombre peculiar, con aroma a eternidad, él era mi típico chico soñado, con el que planeaba casarme, tener dos hijos, un gato y un loro, pero nunca sucedería algo así, solo vivía en mi mente y tal vez en mis libros.

¿Quién era él? Jordan Mcrave, un hombre que le entregué dos años de mi vida, me había enamorado hasta los dientes, ¿Qué pasó? Se fue con otra, como el infeliz que es, se llevó con él mi vida, mis años, mi energía y mi pijama favorita.

— Lo detesto —pensaba mientras tomaba café, el café me hace rejuvenecer, vivir y darme más fuerzas, el café es vida y es paz.

— ¿A quién detestas? —preguntó mi madre con una sonrisa en sus labios, ya sabía de que hablaba, ella ha lidiado conmigo todo este tiempo en mi ruptura con el innombrable.

Mi madre Larissa, es la mujer con el corazón más noble pero cuidado, si le hacen algo alguna de sus hijas puede que su corazón hermoso sea una antorcha encendida. Mi madre, hogareña, fanática de ver películas románticas y animadas, amante del café por las tardes y las canciones de Maná. A diferencia de mi padre, William, un señor sarcásticamente humorístico, positivo y carismático, fan del fútbol y de las reuniones familiares. Mi madre es una gota de agua y mi padre de aceite, tan opuestos, pero se aman profundamente, y si yo creía que el amor existía es por ellos dos.

— Tu sabes perfectamente de quién hablo, aunque estaba pensando, solo mi pensamiento salió en voz alta —me reí, porque reírse de tus traumas te hace sanarlos, o eso creo yo.

— Cariño, ya es hora que sueltes el odio que le tienes a la basura de tu ex —mi madre al decir "basura" se llevó las manos a su boca, como que había dicho algo muy grave.

— Ahí está —me reí —no solo es una basura, es una bacteria, que desgraciadamente sigue habitando en mi piel.

—Calma cariño, todo lleva un tiempo y sé que puede ser frustrante el querer que todo suceda rápido, pero aunque no lo creas el universo siempre trabaja a favor de nosotros, solo ten paciencia —me abrazó dejando un beso en mi cabello, si tan solo ella supiera cuánto me sana tenerla.