Capítulo 33: Fe

257 30 3
                                        

06 diciembre 2022

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

06 diciembre 2022

Kailay Real

"La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (hebreos 11:1)

El Jet aterrizó en Miami donde nos despedimos de Marcos. Me contagió la alegría que tenía por ir a ver a su hijo. Era el hombre más relajado, humilde y libre que conocía, era todo lo contrario a Ans, pero se complementaban.

—Despegamos en cinco —avisó el piloto en los altavoces en un conteo regresivo.

—Me comunicaré contigo cuando llegue, espero encontrar soluciones o vaya despidiéndote de tu trabajo —bramó colgando.

—Algo de tomar señor —ofreció Claudia.

—Un whisky y la llevas a mi habitación —ordenó sin apartar la mirada del teléfono.

No —le dije a la rubia obteniendo su atención. —No puedes seguir bebiendo, debes descansar —me entrometí.

—Lo que ordené —exigió y la chica fue por la orden.

Abrí la boca para protestar, pero volví a cerrarla cuando levantó el índice lanzando una mirada asesina.

Muérete entonces —susurré.

—Acompáñame —pidió levantándose y lo seguí a la habitación. —Quiero ver cómo te quedan esos —señaló las bolsas que estaban en la cama.

—¿Por qué?

—Es una orden —gruñó apoyando la espalda en el cabezal.

Claudia vino a traer la bebida para luego retirarse. Me acerqué al hombre que tomaba el primer sorbo mirándome. No había nada que odiaba más que me llevaran la contraria.

—Por favor —dije casi en un suplico. —Bebiste toda la noche, ni si quiera descansaste. Estás estresado y te ves fatal.

—Solo dedícate a hacer lo que te ordené.

¡No, ya estoy jarta de siempre seguir tus órdenes! —protesté enfadada. —Creo ser más que una simple empleada y que al igual que tú también puedo hablar, y si yo digo que dejes de beber, lo haces y punto —elevé la voz.

Enarcó una ceja rodando los ojos.

—¿Quién te crees para meterte con mi alcohol?

—La misma que pediste una oportunidad —aclaré. —Dame el vaso —extendí la mano y me sorprendí cuando me lo dio.

Agradecí y me puse a revisar las bolsas. Eran unos vestidos hermosos de mi estilo y una sandalia de plataforma. Me los medí dejando que diera el visto bueno de cada uno hasta terminar.

—Te faltó uno —señaló el armario. Lo revisé encontrando una caja de zapatos, continúe hasta ver las botas que tanto me gustaron en el Mall.

—¡Oh por Dios! ¿Cuándo compraste todo eso?

KAILAY IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora